Según la Asociación Nacional Automotriz de Chile (Anac), una de las razones del fuerte aumento en el número de autos nuevos vendidos en el país tiene que ver con las formas de pago y crédito para los vehículos, las cuales se han ido adaptando a las necesidades de los consumidores.
Sin embargo, aún hay dudas sobre cuál de los sistemas es el más conveniente para el bolsillo del interesado. Los expertos en soluciones financieras Nuevo Capital detallan cada uno de los tres modelos más populares de crédito en el mercado.
Crédito automotriz convencional
Es el más usado y conocido de todos. Su gran ventaja es que no aparece como deuda en el registro bancario y no obstaculiza el contrato de otros créditos, como el hipotecario. Se puede sacar en cuotas mensuales fijas y “es muy conveniente para personas que dan preferencia al pago completo, ya que les permite al cabo de tres o cuatro años ser propietarios de su auto”, según asegura el gerente de la División Automotriz de Nuevo Capital, Javier Gómez.
Compra inteligente
Este modelo ha ido ganando adeptos, principalmente entre quienes buscan cambiar de auto cada dos o tres años. Se consigue en plazos de 24 o 36 cuotas y un llamado “cuotón final”, que consiste en el 40 o 50% del valor del vehículo. Al final del pago, está la opción de pagar el restante o negociarlo para otro auto. “La compra inteligente es la opción más usada para el financiamiento de vehículos nuevos y seminuevos”, dice Gómez.
Crédito express
Una tercera vía es este modo de crédito, que está pensando en quienes quieren pagar el auto en efectivo, pero que no tienen el monto completo. Se entrega de inmediato con un pie de 50% y 12 cuotas, expandibles hasta 48. “Nuestra empresa fue una de las pioneras en incorporar este tipo de crédito en el mercado chileno y hemos tenido muy buena acogida”, comenta el ejecutivo.
En cualquiera de los tres casos, las condiciones para optar a un crédito son similares, según detalla Gómez. “Para trabajadores dependientes, las exigencias generales que se piden son una renta fija líquida superior a $300.000 o variable líquida superior a $350.000, además de un año de antigüedad laboral. En tanto, para trabajadores independientes se exige una renta líquida superior a $400 mil y una declaración anual de impuesto”, explica.