Las palabras de un sacerdote han roto el hermetismo con que la familia de Michael Schumacher ha tratado el estado de salud del expiloto y heptacampeón de Fórmula Uno, quien cumplirá en diciembre cinco años desde su grave accidente mientras esquiaba en Francia.
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Desde ese hecho, en el que el alemán se golpeó la cabeza con una roca, la situación de Schumi ha sido tratada con extremo recelo, sin conocer muchas novedades sobre su estado de salud. Sin embargo, uno que lo visitó en casa pudo dar algunos detalles de cómo está el expiloto.
Se trata de Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia del Vaticano desde 2012, confidente del Papa emérito Benedicto XVI y quien desde 2016 está visitando a Schumacher y su familia. Ahora, el sacerdote dio luces de la situación.
“Me senté frente a él, lo toqué con ambas manos y lo miré. Su cara, como todos sabemos, es la típica cara de Michael Schumacher; sólo se ha vuelto un poco más rellena. Siente que a su alrededor hay gente que lo ama, que se preocupa por él y, gracias a Dios, mantiene alejado al público demasiado curioso. Una persona enferma necesita discreción y comprensión”, aseguró Gänswein a la revista alemana Bunte.
El sacerdote, además, comentó que “por supuesto que incluyo a Michael Schumacher y a su familia en mis oraciones. La Navidad es la fiesta del nacimiento de Cristo, del amor divino hecho hombre. Sentirlo es bueno y necesario”.
Poco más pudo contar Gänswein, quien, por respeto a su esposa e hijos, entre ellos el actual piloto de F2 Mick Schumacher, prefirió omitir más detalles.