Como forma de celebrar los 70 años de herencia deportiva, Jaguar presentó dos ediciones especiales de su F-Type que explotan su lado competitivo, pero que mantienen esa esencia sport que nació a fines de la década del 40.
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Son dos autos de rally convertibles inspirados en la edición especial Chequered Flag y equipados con un motor Ingenium gasolinero 2.0 de 300 CV, con modificaciones supervisadas por el equipo de diseño e ingeniería de la marca que cumplen con las especificaciones FIA, tales como frenos y suspensión mejoradas, jaula protectora, asientos con arneses de seis puntos, cápsula de luz montada en el capó y extintor de incendios.
A estas mejoras técnicas de los F-Type de rally se suman discos ranurados con calibradores de cuatro pistones en la parte delantera y trasera, amortiguadores de competición hechos a mano y resortes más suaves que aseguran una conducción precisa de manera plana en etapas de rally en bruto.
Además, presentan llantas deportivas orientadas específicamente para uso en grava, diferencial de deslizamiento limitado que mejora la entrega de potencia en superficies sueltas y un freno de mano hidráulico que ayuda a los conductores a hacer frente a las curvas.
En diseño, ambos modelos toman elementos de la edición Chequered Flag, como las exclusivas ruedas Gloss Black de 20 pulgadas con un acabado Diamond Turned y un techo Black Contrast en la versión coupé, mientras que en el interior hay asientos de rendimiento con cuero Ebony Windsor, reposacabezas de bandera a cuadros en relevo y un acabado de consola central de aluminio cepillado oscuro.
Estos dos modelos de rally son la manera de Jaguar de rendir homenaje al legendario Jaguar XK 120 que en los años 50 completó tres rallies alpinos consecutivos sin sumar puntos de penalización y ganó el campeonato RAC y Tulip, todo con el piloto Ian Appleyard en su butaca.
