En un lado, un Acura NSX de calle, un modelo de producción que presenta importantes prestaciones y que lo convierten en un digno rival de autos de carrera. En el otro lado, otro Acura NSX en su variante de competición, el GT3 Evo, que participa en la GT Daytona de la IMSA norteamericana.
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La idea de Honda, donde Acura es su división de lujo, es mostrar que, aunque uno está hecho para competir, no tiene muchas diferencias con su símil de uso cotidiano. Quien está encargado de hacer la comparación es el piloto estadounidense Trent Hindman, quien corre en la categoría de ese país con el GT3 Evo.
El NSX de producción exhibe sus puntos fuertes como deportivo diseñado para competir junto a los mejores autos exóticos del mundo, mientras que el NSX GT3 Evo demuestra sus habilidades como una afilada máquina nacida con un único propósito: correr.
El mayor y más importante componente en común en ambas versiones del NSX es el chasis de aluminio ultra rígido y ligero, que el GT3 usa en competiciones sin modificaciones significativas.
Para diseñar la estructura del NSX, los ingenieros pusieron especial atención en un chasis excepcionalmente rígido como parte esencial del rendimiento del NSX, permitiendo respuestas ágiles e inmediatas a las instrucciones del conductor, y amplificando las capacidades de unidad de alimentación híbrida y su sistema eléctrico de control vectorial del par de torsión.
La comparación, hecha en el circuito Mid-Ohio Sports Car norteamericano, la puedes ver en el video que sigue.