Emprendedor por donde se lo mire, Andrés Alamo siempre estuvo buscando opciones de negocios, hasta que hace algún tiempo tuvo su primer acercamiento con la electromovilidad en un viaje al oriente asiático. Entonces, este diseñador gráfico de de 38 años supo que ese era su futuro.
PUBLICIDAD
“Fue en 2015 cuando vi en China cómo la electromovilidad liviana era una solución de transporte sostenible, eficiente, inclusiva y a bajo costo. Ahí supe que era muy necesario para Chile”, dice Alamo.
Y por lo mismo, al poco tiempo ya estaba embarcado en la creación y desarrollo de Smart Cargo (www.smartcargo.cl), empresa basada en entregar soluciones 100% eléctricas para la industria y también para el público en general, con ofertas que van desde un scooter de $190.000 pesos que se llenó de elogios y ventas a falta de transporte en los inicios del “estallido social”, hasta su más reciente y exitosa novedad: la homologación de dos cuatriciclos con pinta de City Car y «alma de ampolleta». Aunque ya aclararemos esto último…
En el intertanto no pocas son las empresas que creyeron en las ventajas comparativas de un Smart Cargo, partiendo por gigantes como DHL, Starken, Correos de Chile, Copec, Domino’s y Pepsi, sólo por nombrar algunos clientes satisfechos. Hoy cuentan con más de 50 modelos y más de 20 homologados, trabajando en exclusiva con 7 fábricas en China, de la cuales 3 tienen certificación europea, lo que facilita la homologación, y a la fecha ya han vendido más de 800 unidades.
Perseverancia y polenta
Pero aún faltaba dar la madre de todas las batallas. “Fueron 18 meses de dura lucha con el Ministerio de Transporte. Nunca nos daban una razón de porqué no nos autorizaban a homologar nuestros modelos de cuatro ruedas. Para ellos eran vehículos ligeros, para nosotros un cuatriciclo… Unos decían que, a diferencia de las trimotos eléctricas, los cuatriciclos eran verdaderos autos por lo que necesitaban de licencia especial. Aunque otras fuentes nos insinuaban que desde adentro del ministerio había una especie de protección para las grandes automotoras y sus modelos ultra caros, contra mis autitos que andan con una luca de electricidad a la semana, ¡menos que una ampolleta! Entonces les pedíamos un rechazo formal por escrito, pero ni eso nos daban”, explica el gerente general de Smart Cargo.
El fundador de la empresa agrega que fue por un tuit que se enteró de esta situación la ministra del ramo, Gloria Hutt, quien pidió más antecedentes del caso y fue destrabando su solución, hasta que hace menos de una semana le llegó la noticia formal que tanto esperaba: “Dos de mis modelos fueron homologados con la Certificación Europea EEC, lo que significa que pueden circular cumpliendo todas las normas de emisión y seguridad a un costo mínimo respecto de la potencial competencia que significan las grandes marcas, y con marcas de consumo que los transforman en una más que atractiva opción de movilidad”.
PUBLICIDAD
Se trata del biplaza City Car X4 Full ($4.990.000 + Iva), de Anaig, que con su motor de 3000 Watts ofrece una autonomía de hasta 80 kilómetros y velocidad máxima de desplazamiento de 45 kilómetros/h, con un tiempo total de recarga de 8 a 10 horas. Mientras que el City Car X7 ($5.750.000 + Iva), de Linzda, tiene un propulsor de 4000 Watts con autonomía de hasta 120 kilómetros con una carga directa de 10 horas y velocidad máxima de 55 kilómetros por hora y capacidad de transporte de dos personas.
Ambos modelos vienen con una serie de must, como dirección automática, frenos hidráulicos de disco, alzavidrios eléctricos, sun roof, calefacción (opcional aire acondicionado), Bluetooth y otras joyitas de diseño que el usuario debe descubrir en un amistoso y bien diseñado panel de control.
En el remate, la reflexión de Alamo en estos días de conflicto resume su alma emprendedora: “Para la COP25 habíamos logrado transformarnos en los proveedores oficiales de toda la movilización interna y el golpe de su suspensión en Chile fue bien complicado, nos anduvo derrumbando. Pero no nos rendimos, porque creemos en nuestro productos y en lo que estamos aportando. Hay que ponerle polenta y la mejor cara a los desafíos. Hoy vivimos momentos de cambio que son importantes para todos, y es cuando más tenemos que aportar, por lo que creo que en este camino nos falta una real política de electromovilidad, que ponga las reglas claras y apueste por el futuro”.