Sin quererlo, Mazda se está convirtiendo en un Grinch de los autos eléctricos. A la marca japonesa le costó subirse a la tendencia y lo hizo recién hace un par de meses con el anuncio del MX-30, pero sin dejar de lado la opción de desarrollar motores diésel más eficientes.
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Lo cierto es que el MX-30, un modelo basado en el CX-30, llegará el próximo año con una batería que ha llamado la atención por su corta autonomía, de unos 240 kilómetros. Para defender la decisión, Mazda optó por incendiar la pradera.
Según dijo el director de investigación europeo de Mazda, Christian Schultze, en Automotive News Europe, se eligió equipar el modelo con la batería de 35,5 kWh para que sea responsable con el medioambiente. ¿La razón? A la larga, los autos eléctricos serían más perjudiciales que los diésel en emisiones de dióxido de carbono.
Para eso, la marca se basó en una evaluación de la vida útil de las emisiones y aseguraron que el pack de baterías del MX-30 emite casi lo mismo que un Mazda 3 diésel. Es más: al cambiar las baterías se mantendría el nivel. Peor sería con una batería de 95 kWh, ya sea por la producción del paquete como por el consumo de electricidad.
Las críticas no se hicieron esperar. El medio especializado Electrek argumentó con un informe del Consejo Internacional del Transporte Limpio que indica las emisiones de un auto eléctrico se amortizan después de sólo dos años. Además, varios informes aseguran que los eléctricos son más limpios que los diésel en todo sentido.
El MX-30 que se venderá en los próximos meses en Europa posee un motor eléctrico de 105 kW que genera 143 hp y 264 Nm con una autonomía de 240 kilómetros, algo que, según Mazda, es suficiente para el público al que apuntan, “jóvenes compradores de ciudad”, según el jefe de la marca en el Viejo Continente, Yasuhiro Aoyama.