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DS “Tiburón”, un ícono que cumple 65 años y no jubila

El Salón de París de 1955 señala el estreno de un modelo emblemático que, en su primer día de lanzamiento, recibió 12 mil pedidos.

El Salón del Automóvil de París de 1955 fue un acontecimiento inolvidable. En el Grand Palais, se presentó un vehículo radicalmente diferente a lo que habían visto hasta entonces, el DS “Tiburón”.

Supuso la llegada de una nueva era al mundo del automóvil, tanto por su diseño, que convirtió a sus rivales en vehículos obsoletos, como por sus innovaciones técnicas, pensadas para llevar el confort, las prestaciones y la seguridad a un nuevo nivel.

Hoy, DS Automobiles recoge el testigo de este mito de la historia del automóvil, con una gama de vehículos que destacan por su espíritu transgresor, su visión radical del lujo y su apuesta por las tecnologías más avanzadas.

El DS marcó un antes y un después en la historia del automóvil. Sus contemporáneos fueron muy conscientes de ello. En el propio Salón de París, los visitantes cerraron nada menos que 12 mil pedidos el mismo día de su presentación, mientras que la prensa especializada elogiaba unánimemente su diseño audaz y su comportamiento en carretera.

Ahora, 65 años después de su lanzamiento, el DS sigue siendo uno de los iconos del automóvil francés del siglo XX, sinónimo de glamour, lujo, diseño e innovación. Con su estilo único, elegante, dinámico y refinado, este automóvil excepcional ha sido el vehículo favorito de políticos, magnates, estrellas de cine… Su influencia técnica y estética sigue estando vigente.

Este vehículo revolucionario es fruto de la creatividad de dos personajes clave en la historia del automóvil: el ingeniero André Lefèvre y el diseñador y escultor Flaminio Bertoni, un tándem que ya puso su sello en modelos míticos desde los años 30. Con el DS, iban a trastocar, una vez más, el panorama automovilístico de su tiempo. Supieron fusionar tecnología y estética para crear una armonía perfecta en la que la línea y las formas eran un reflejo de las soluciones técnicas y de la obsesión por la aerodinámica y el confort, logrando conjugar funcionalidad con una estética única y atractiva.

Si su diseño exterior sigue siendo único, el interior destaca por el cuidado por los detalles y su aire distintivo. Su salpicadero y su cuadro de instrumentos siguen siendo una auténtica obra de arte y un referente en ergonomía: el conductor puede acceder a todos los mandos del vehículo sin tener que soltar el volante en ningún momento. Las formas del techo, los montantes el parabrisas y las ventanillas sin marco están pensadas para aumentar al máximo la luminosidad y la sensación de espacio.

En su presentación al gran público, el DS sorprendió por la omnipresencia de la tecnología. La suspensión, la dirección o los frenos, fueron los elementos más destacados de un automóvil de leyenda. La suspensión hidroneumática se basa en la sustitución de los tradicionales muelles de amortiguación por esferas, cuya parte superior contiene un gas, en este caso nitrógeno, que asegura la flexibilidad de la suspensión, teniendo en cuenta los movimientos de las ruedas provocados por las irregularidades del firme. Este dispositivo dio al DS una ventaja considerable sobre sus competidores de la época, al ofrecer un comportamiento en carretera y un confort excepcional. Una exclusividad que también aportada su innovadora dirección asistida. Su tecnología y su precisión eran sorprendentemente modernos para la época y siguen siendo comparables a las direcciones asistidas que vemos en los automóviles actuales.

Los frenos de disco, algo que sólo se había visto en las 24 Horas de Le Mans, se incorporan, de serie, en los frenos delanteros del DS desde su lanzamiento. Ligados a la dirección asistida hidráulica de alta presión, no sólo dan a este vehículo un gran confort de uso, sino también una excelente potencia de deceleración. Habrá que esperar a los años 60, para ver como los frenos de disco se popularizan, extendiéndose a turismos de gran difusión. Su generalización se producirá una década después.

Desde su lanzamiento, una de las grandes innovaciones tecnológicas del DS fue la caja de cambios hidráulica. Accionada por una pequeña palanca situada en la parte superior de la columna de dirección, permitía pasar las cuatro velocidades y la marcha atrás con movimientos muy cortos, además de poner en marcha el motor. La desaparición del pedal del embrague ofreció un confort de conducción nunca visto, mientras que la hidráulica permitía cambiar de marchas con una gran suavidad.

Hoy, la marca DS Automobiles recoge el testigo de este vehículo excepcional llevando a nuestros días el diseño radical, el confort, el cuidado por los detalles y la pasión por las tecnologías más innovadores que dieron forma al “Tiburón” de 1955. Representante del “savoir-faire” del lujo francés en el automóvil, traslada el espíritu transgresor de este automóvil a segmentos como los SUV o, con el DS 9, a autos de alto estándar, aportando una estética única y muy personal, un interior realizado con materiales y técnicas selectas, con funciones de ayuda a la conducción y motorizaciones más avanzadas, como demuestran el DS 3 Crossback e-Tense 100 por ciento eléctrico y el DS 7 Crossback e-Tense 4×4, un híbrido enchufable de altas prestaciones.

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