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Detectan "arrugas" en los anillos de Saturno y Júpiter

En los sistemas de anillos de Saturno y Júpiter fueron halladas unas extrañas arrugas causadas por cometas.

Las arrugas, que se asemejan a las ondulaciones del metal corrugado, fueron detectadas en los famosos anillos de Saturno y en los de Júpiter, menos conocidos.

Se cree que las ondas en los anillos de Júpiter fueron hechas por el cometa Shoemaker-Levy 9, que chocó contra ese planeta en 1994. Los detalles son publicados en dos artículos de la revista Science.

Los investigadores analizaron las imágenes de los anillos de Júpiter tomadas por la nave espacial Galileo en 1996 y 2000 y por la sonda New Horizons en 2007. También analizaron las imágenes de los anillos de Saturno tomadas por la nave espacial Cassini durante 2009.

Lo que encontraron fueron unas arrugas que los investigadores comparan con un techo de chapa ondulada, que cuando se ilumina desde un ángulo bajo deja ver unas alternancia de bandas oscuras y claras.

Este tipo de ondulación se encuentra en todo el anillo C de Saturno, que se extiende por miles de kilómetros. Parece ser parte de un patrón similar observado anteriormente en el anillo D, más débil. Mientras que en los anillos de Júpiter se hallaron al menos dos espirales separados.

ESCOMBROS

Los investigadores creen que las arrugas fueron causadas ​​por los escombros, muy probablemente de un cometa, que impactaron en los anillos y los inclinaron.

“El material pasa a través del anillo y, básicamente, hace que todo el anillo quede ligeramente inclinado respecto del plano ecuatorial del planeta, y luego los corta formando este surco”, indicó el doctor Matthew Hedman, de la Universidad de Cornell, de Nueva York.

Con el tiempo, la espiral ondulada quedó más marcada a medida que la gravedad del planeta volvió a alinear a los anillos. Sin embargo, el proceso podría tardar décadas en completarse, estiman los investigadores.

El equipo fue capaz de remontarse hacia atrás en el proceso mediante el uso de modelos matemáticos para establecer una fecha estimada del impacto. Para Saturno, llegaron a un punto en 1983, pero aún no han encontrado un cometa como posible candidato.

En Júpiter se detectaron al menos dos espirales, así que tal vez hayan sido dos los impactos. Cuando intentaron analizar el proceso de una de las espirales, llegaron a un punto en 1994, el mismo año del impacto del cometa Shoemaker-Levy 9.

Mark Showalter, del Instituto SETI de California, recuerda el momento en que él y Hedman se dieron cuenta de la importancia de esa fecha.

“Matt y yo estábamos hablando, y en un momento dijimos: ‘espera un segundo, esa fecha me suena familiar’, y la verdad es tuvimos que acudir a Wikipedia para ver cuándo el Shoemaker-Levy 9 había chocado contra Júpiter. Ese fue el ‘momento eureka’, cuando nos dimos cuenta de que había una pista decisiva”, le dijo el científico a la BBC.

La segunda espiral los remitió a un impacto estimado en 1990, lo que según los científicos pudo haber sido causado por los escombros de un encuentro cercano anterior con el Shoemaker-Levy 9.

CAZADORES DE COMETAS

Las imágenes tomadas por la nave espacial New Horizons también sugieren que pudo haber habido más impactos a través de los anillos de Júpiter en septiembre de 2001 y diciembre de 2003, pero serán necesarias más investigaciones para confirmar esos datos.

Según explica Showalter, ondas como las estudiadas en estos nuevos artículos podrían proporcionar pistas sobre la frecuencia de tales eventos fuera del Sistema Solar.

“Los anillos son cazadores de cometas”, dice. “Probablemente ya sabíamos que los cometas chocan contra los anillos periódicamente, pero nunca antes nos habíamos dado cuenta de que cada cometa les pone su propia firma a los anillos y que la historia queda grabada en estas espirales”.

“Décadas más tarde, podemos observar el mismo anillo y encontrar estas ondas, y cada una nos dice algo acerca qué golpeó al anillo y cuándo lo hizo”.

Al comentar sobre este trabajo, el profesor Alan Fitzsimmons, investigador de cometas de la Universidad Queen’s de Belfast, dijo: “Los documentos muestran exactamente lo que es posible gracias a estas nave espaciales de excelente funcionamiento que observan de cerca los planetas exteriores”.

El experto indicó que las fuerzas gravitatorias de los planetas gigantes son suficientes para destrozar a los cometas frágiles, lo que produce nubes de escombros que podrían causar los efectos observados en los sistemas de anillos.

Los asteroides también podrían ser destrozados por lo que se llama fuerzas de marea, dijo, pero esto es más probable en el caso de Júpiter, que se halla cerca del Cinturón de Asteroides.

Para Fitzsimmons, el trabajo les permite a los investigadores “calcular directamente con qué frecuencia estos objetos impactan contra los planetas gigantes, algo que llevamos tiempo intentando precisar”.

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