"Peces pedicuros" son la última novedad en cuidado para pies

La fish pedicure, un método importado de Turquía, se difunde aceleradamente en el Reino Unido, según informa The Observer, aunque no sin despertar polémica.
 
La caricia de un cardumen es el nuevo tratamiento para las callosidades y durezas plantares que cada vez tiene más adeptos. Frente al éxito, y considerando que en algunos estados estadounidenses esta práctica ha sido prohibida, científicos británicos han decidido emprender más investigaciones.
 
En esta terapia acuática, el podólogo es reemplazado por varias decenas de Garra rufa (especie conocida también como ‘pez doctor’), unas minúsculas carpas sin dientes del tamaño de un dedo de pie -justamente-, pero que en su saliva poseen una enzima, la dithranol, que tendría virtudes terapéuticas para la piel, en especial para afecciones como la psoriasis y el eczema.
 
A medida que crece la popularidad del “pez pedicuro”, los salones de belleza de Londres empiezan a parecerse a acuarios donde se multiplican las piletas/peceras para que los clientes sumerjan sus pies -la sesión dura unos 15 minutos- y dejen que las carpitas se “coman” las células muertas de su epidermis.
 
Para unos, una práctica un tanto repugnante, para otros, un placer; definitivamente, una excentricidad. En el Reino Unido, en todo caso, según The Observer, estas caricias subacuáticas son uno de los tratamientos corporales más demandados en la actualidad.  
 
Incluso, algunos spa y salones de belleza empiezan a pensar en la inmersión completa para sus clientes. ¿Por qué lo que sirve para los pies no sería bueno también para espalda, brazos, piernas y demás?
 
Según el diario británico, los científicos de la Agencia de Protección para la Salud (HPA, por sus siglas en inglés) en los Estados Unidos y varios gobiernos estaduales han prohibido esta terapia por considerar que incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades. De momento, el organismo inglés no la prohibirá por considerar que esos peligros son mínimos, pero emitirá recomendaciones.
 
Otra objeción fue formulada por las asociaciones de defensa de los derechos de los animales, que denuncian las condiciones de vida del “doctor fish”: “Estamos realmente preocupados por el bienestar de los peces implicados en esta práctica”, dijo un vocero de la Sociedad Protectora de Animales del Reino Unido. También recordaron que “los peces están protegidos por la ley”. Aunque al Garra rufa le gustan las aguas cálidas, advirtieron: “Es muy probable que la calidad del agua en la cual la gente sumerge los pies durante el día sea inferior a la adecuada, sobre todo si previamente se aplicaron cremas u otras lociones”.
 
En Turquía, país del cual es originaria la Garra rufa, el Gobierno tuvo que declararla especie protegida porque era sobreexplotada con fines podológicos.
 
La actividad florece en Inglaterra al compás de su bajo costo, ya que no es caro montar la instalación. La empresa Appy Feet abrió una cadena de 21 locales en el Reino Unido (ver video relacionado).  
 
En el año 2009, el diario estadounidense The Wall Street Journal había publicado un artículo sobre el primer local dedicado a la fish pedicure en Nueva York. Su dueño, John Ho, había importado los peces de China. Un cliente decía que era como “tener hormigas corriendo por los pies”. Diane Sawyer, la animadora de Good Morning America, a propósito de la pecera para pies, decía que la sensación era como de “besitos delicados”.
 
Más de uno podía sentirse tentado….
 
Pero luego, catorce estados, entre ellos Texas y La Florida, prohibieron esta terapia. Virginia no lo veía problemático, mientras que Ohio ya los había autorizado.
 
Un tema sanitario que se plantea es la limpieza de los instrumentos. Se supone que un podólogo debe hacerlo entre cliente y cliente. Pero no se puede tirar a los peces.  Son “devoradores” de piel demasiado caros como para convertirlos en material desacartable.

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