James Jones, un británico de 12 años, debe escribir sus palabras de vocabulario a mano. “Las recuerda mucho mejor si las escribe en lugar de teclearlas en el computador”, explica su madre, Cathryn.
La señora Jones intuyó lo que muchos lingüistas y neurólogos pueden afirmar: la escritura a mano nos ayuda a aprender e incentiva la creatividad. Un estudio reciente de la Universidad de Wisconsin, EEUU, descubrió que los niños escriben más rápido a mano que en el teclado y generan más ideas al hacerlo.
uizás es por eso que la escritura a mano vive un renacimiento. “La producción de grandes cantidades de texto a mano está en desuso, aunque es extremadamente conveniente”, dice el profesor Lambert Schomaker, director del instituto de Inteligencia Artificial en la Universidad de Groningen en Holanda. “Puedes anotar texto, ecuaciones y dibujos y no necesitas electricidad”.
“La gente joven encuentra en el manuscrito una nueva aventura, algo medio pasado de moda, pero entretenido”, comenta Johnny Gamber, autor del blog “Pencil Revolution” (“Revolución del Lápiz”). “Vemos una rebelión contra la tecnología, la gente se aferra a algo verdaderamente personal. Y la caligrafía es nuestro sello en el mundo”, agrega.
“Nuestro cerebro memoriza cosas a partir de los movimientos de nuestra mano”, explica Jean-Luc Velay, profesor de neurología. Debe ser por eso que la industria tecnológica ha comenzado a imitar a la mano.
“Ahora existen dispositivos que hacen que el lápiz vuelva a ser importante”, señala Harry McCracken, bloguero. Los tablets permiten a los usuarios escribir con sus dedos y los proyectores que emplean plumones electrónicos se han vuelto populares.
De hecho, el 87% de los ejecutivos estadounidenses toma apuntes a mano, según una encuesta de la consultora Forrester Research.