La drunkorexia: El transtorno que se caracteriza por no comer y beber en exceso

Un grupo de nuestra población femenina tiene miedo a engordar pero ha adquirido el hábito de beber, por lo cual está dejando de comer para así compensar las calorías que el alcohol aporta. El riesgo de esta conducta mantenida, junto con el daño físico, genera adicción al alcohol, explica Janet Cossio, académica de la UNAB.

La drunkorexia o alcohorexia o ebriorexia es un trastorno psicológico relacionado con la ingesta y que se caracteriza por la presencia de conductas como no comer, realizar lo que se denomina atracón (comer en un tiempo dado una gran cantidad de alimentos de manera descontrolada) provocándose posteriormente vómito, y abusar del consumo de bebidas alcohólicas.
En este punto, la paciente no desea comer para así compensar las calorías que el alcohol aporta, dice Janet Cossio, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello.
“Esto afecta principalmente a mujeres jóvenes y adolescentes quienes tienen miedo a engordar, impulsadas por  la importancia  que la sociedad actual le da a la delgadez y a la aceptación social que tiene el consumo de bebidas alcohólicas, las cuales se relaciona con  status y logro del placer. Esta mezcla podría potenciar el aumento de este trastorno”, explica la nutricionista.

Efectos en la salud
Este trastorno mantenido en el tiempo lleva a la persona a disminuir su masa grasa y muscular, pudiendo padecer una desnutrición proteica.
“Esto provoca alteraciones metabólicas como trastornos tiroideos, función hepática alterada, alteraciones hematológicas como anemia, piel reseca, problemas óseos, cardiovasculares, trastornos del sueño, insomnio, etc.”, detalla Janet Cossio.
El riesgo es que este tipo de alteraciones o deficiencias no se ven inicialmente, dice la profesional, sino que con esta conducta mantenida en un plazo prolongado. “Esta situación aumenta el riesgo de alteraciones de salud sin que la persona se de cuenta, pudiendo caer en algún minuto en una alteración crítica con riesgo vital”, dice.
El riesgo de esta conducta mantenida, junto con el daño físico, es la adicción que se desarrolla por esta droga llamada alcohol, añade la experta.
Un gramo de alcohol aportan 7 calorías, pero llamadas “vacías” puesto que no aportan ningún nutriente necesario para mantener las reacciones bioquímicas y moleculares necesarias para la mantención del cuerpo humano.

Materia psicológica
Este trastorno es una alteración psicológica y se relaciona con insatisfacción de la imagen corporal, baja autoestima, personalidades obsesivo-compulsivas, con conflicto social con tendencia al aislamiento, conflictos familiares que pueden iniciar o potenciar el trastorno.
La académica de la UNAB recomienda que los padres de adolescentes estén atentos frente a cualquier cambio de peso o conducta, potenciar la conversación y comidas familiares para estar atentos  a lo que sucede en ellos.
“Se debe estar atentos a los hábitos de alimentación de los hijos, incluyendo el consumo de alcohol, ya que a esta edad pasan más horas fuera del hogar o se aíslan, por lo que la familia es un pilar fundamental para prevenir o atacar a tiempo un trastorno de este tipo”, subraya.
Si se detecta el problema debe realizarse un tratamiento multidisciplinario conformado por psiquiatra, endocrinólogo, psicólogo, nutricionista, no es conveniente un tratamiento de profesional único.

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