¿Son buenos los juguetes?

En esta época del año los padres en el mundo gastan miles de millones en juguetes nuevos La industria del juguete utiliza un marketing agresivo para vender los últimos modelos y los más “educativos” ¿Aprenden algo los niños con estos productos? ¿O se quedan con la caja?

No es secreto para nadie que los creadores de juguetes están más interesados en generar ganancias que en el de­sarrollo del niño, pero ahora con los supuestos productos “educativos” ¿qué es lo mejor para los más pequeños?

“El mercado ha hecho un trabajo maravilloso diciéndole a los padres que, a me­nos que les compres los ju­guetes adecuados a tus ni­ños, en otras palabras, los que ellos mismos fabrican, se verán afectados intelectualmente”, dice Ro­berta Go­linkoff, profesora de sicología de la Universidad de Delaware y autora del libro “Cómo aprender jugando en la etapa preescolar” y “Einstein nunca utilizó tarjetas de memoria flash”. “La gente en mi trabajo ha hecho el esfuerzo de educar al públi­co sobre lo que importa en el desarrollo del niño. Mu­chos padres es­tán compran­do, por ejemplo, juguetes electrónicos que son caros y que dudosamente tienen algún tipo de beneficio”.

Estudios muestran que los niños aprenden jugando, no de los juguetes. Los pa­dres deben tener ojo con los que están etiquetados como educacionales. Sorprendentemente, son muy pocos los juguetes que se desarrollan con el apoyo de sicólogos infantiles.

“Los niños aprenden más jugando creativamente e interactuando con adultos que se preocupan por ellos, en­tonces los padres deberían aproximarse a los juguetes que aseguran ser educativos con una cuota de saludable cinismo”, dice el académico que encabezó la campaña en contra Baby Einstein, compañía que aseguraba sin argumentos que los bebés aprendían de sus DVDs. “Deberían preguntarse, ¿incentiva este ju­guete la creatividad de mi hijo?, ¿requiere que el niño se mantenga activo mientras lo usa?, ¿tiene más de un uso? Los juguetes que hablan, cantan o bailan to­cando un solo botón, son bastante inútiles para los niños”.

“Los juguetes que necesitan los niños son 90% niño y 10% juguete”, opina Golinkoff. “Por eso los niños están más fascinados por la caja en la que viene el juguete que el juguete mismo, ya que la caja tiene un millón de posibles usos y el juguete sólo uno”.

Los niños aprenden más de los juguetes que ofrecen múltiples posibilidades y le permiten a los chicos expresar su creatividad, incluyendo proyectos de arte y confección, puzzles y juegos de ese tipo, disfraces, juegos de rol y cubos armables.

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