Las polillas pueden parecer animalitos tiernos, pero pueden dar -literalmente- muchos dolores de cabeza. Que lo diga Rob Fielding, británico de 43 años, que leyendo en la cama, se topó con una polilla en su oído. Al empujarla, se metió en su oreja y luego en su cabeza.
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En su oído interno zumbó por tres días, y sobre todo, sentía el ruido del animal en su cabeza. Cuando se movía lo hacía saltar. “Fue horrible saber que la polilla estaba volando por el interior de mi cabeza”, afirmó Fielding al periódico británico Daily Mail.
Por supuesto, el hombre tuvo que ir al hospital. Los médicos solo vieron una pata de polilla moviéndose. Tuvieron que abrir su oreja para sacar al insecto, que ahora reposa como recuerdo en una repisa familiar.