Un antropólogo de 94 años publica su particular estudio sobre la marihuana

La “criminalización” que la cannabis sufrió desde principios del siglo XX, el movimiento social que surgió en los últimos años para su legalización o sus modos actuales de consumo son analizados por el antropólogo uruguayo Daniel Vidart en su último trabajo, “Marihuana, la flor del cáñamo”.

Publicada por Ediciones B, la obra se presenta mañana en la 37 edición de la Feria del Libro de Montevideo y trata de disipar la “ignorancia” existente entre la población sobre una planta que se utilizó durante miles de años, explicó a Efe Vidart.

El autor comparó la prohibición de la marihuana, “por incomprensible”, con la de la yerba mate cuando los jesuitas llegaron a Uruguay, o con la del café en Rusia hace unos siglos, donde “se cortaba la nariz y las orejas” a quienes lo consumían”.

Aseguró que, en la historia, personajes como el empresario estadounidense Randolph Hearst -el “Ciudadano Kane” de la película- influyeron en su ilegalización, dado que hicieron presión al considerar que perjudicaba a sus negocios.

El trabajo antropológico que completó Vidart se extendió durante nueve meses, en los que viajó por diversos territorios de Argentina, Chile e Uruguay, participó de reuniones de fumadores e incluso la consumió para cerciorarse de sus efectos.

“Yo nunca la fumé antes, pero como antropólogo tuve que hacer todas las pruebas posibles, entre ellas, consumirla, aunque sólo me provocó un leve mareo a caminar. Ni carcajada, ni locuacidad, ni sueño, como ocurre en otros casos”, manifestó el autor del libro, de 94 años.

También asistió a las reuniones de fumadores, que se suceden en la clandestinidad, y en la que sus asistentes conversan sobre el cannabis y sus diferentes tipos, mientras lo consumen en forma de cigarrillo o en “ese utensilio al que denominan bong”, con un tubo alargado a través del que aspiran el humo.

El autor incidió en que el cannabis es un tabú, entre otras cosas, porque desde determinadas plataformas se le considera como la sustancia en la que los jóvenes se inician al consumo de otras drogas, como el “crack” o la cocaína.

“Pero en mi investigación pude ver que no es una droga asociada a las clases bajas, pues, en la clandestinidad, la fuman abogados, médicos o colegas antropólogos”, añadió.

El papel de la marihuana en el ámbito de la creación cultural también fue destacado por el escritor, que citó como ejemplo a los artistas surgidos del movimiento rastafari o del contracultural de la década de 1960 en Estados Unidos.

Destacó el activismo en defensa de su despenalización surgido en los últimos años, que es capaz de juntar en movilizaciones a varios miles de personas.

En este sentido, valoró la ley uruguaya que regulariza su compraventa y su plantación doméstica, aprobada en diciembre de 2013, y la cual “abre las puertas y las ventanas” para que los fumadores abandonen el secretismo con el que hasta ahora consumen el cannabis. 

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