A pesar que la mayoría de las enfermedades son detectadas con cierta anticipación, lo que permite enfrentarlas con más información, existe una cantidad bastante apreciable de otros males que nos llegan de pronto, sin síntomas claros que nos alerten, ya sea porque no se pueden detectar a tiempo o porque no nos hemos hecho un chequeo que permita saber que están ahí, presentes.
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Esta vez nos vamos a referir a tres dolencias que muchas veces nos golpean de improviso, sea cual sea la forma en que llegan, ya porque no las podemos anticipar o por descuido nuestro. Y las tres requieren de tratamiento de por vida, lamentablemente.
Una de las tres son las úlceras que afectan a nuestro sistema digestivo y para lo cual los médicos recetan el consumo por siempre de un medicamento que ayuda a prevenir que vuelvan a suceder: el omeprazol. Otra es la incómoda incontinencia urinaria, que afecta en gran medida a la gente mayor y que obliga a usar pañales de adulto para el resto de vida. Y, finalmente, la temida diabetes, que si bien se puede detectar a tiempo, generalmente no le damos la importancia que en realidad tiene y que nos amarra por siempre con la ya conocida metformina.
Veamos la primera, las úlceras. Aunque ellas pueden aparecer en cualquier parte de nuestro cuerpo, las más peligrosas son las que afectan al estómago y al duedeno, ya que al traspasar las paredes intestinales provocan hemorragias, en ocasiones, difíciles de controlar. Por lo general, la causa más común de úlceras es una infección del estómago por la bacteria llamada Helicobacter pylori (H. pylori), que la mayoría de las personas con úlceras pépticas tienen viviendo en el tracto gastrointestinal.
Los factores que aumentan el riesgo de padecerlas son el consumo exagerado de alcohol, el uso regular de ácido acetilsalicílico, ibuprofeno o naproxeno u otros antiinflamatorios no esteroides; fumar cigarrillos o masticar tabaco; tratamientos de radiación y el estrés, uno de los males con mayor incidencia en estos días.
El tratamiento, como mencionamos más arriba, es ingerir omeprazol, que es un antiulceroso inhibidor de la bomba de protones gástrica y que, de acuerdo a las indicaciones médicas, debe tomarse diariamente.
La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga o la incapacidad de controlar la micción. Es una afección común, en especial en las personas mayores, y que puede variar desde un problema menor hasta algo que afecta en gran medida su vida diaria, obligando a quien la padece a usar pañales de adulto.
Finalmente, la diabetes. Es una enfermedad crónica que se origina porque el páncreas no sintetiza la cantidad de insulina que el cuerpo humano necesita, la elabora de una calidad inferior o no es capaz de utilizarla con eficacia. La principal función de la insulina es el mantenimiento de los valores adecuados de glucosa en la sangre.
Según los investigadores en la materia, la glucosa elevada puede ser perjudicial para todo el organismo, pero principalmente para el corazón, el riñón y las arterias, por lo que las personas que tienen diabetes y no lo saben o no la tratan tienen más riesgo de problemas renales, infartos, pérdida de visión y amputaciones de miembros inferiores.
El tratamiento se basa en tres pilares: dieta, ejercicio físico y medicación. En este último caso, se receta metformina, que ayuda a controlar la cantidad de glucosa en su sangre y disminuye la que absorbe de sus alimentos y la que forma su hígado.
La dosis inicial habitual es de 500 mg u 850 mg dos o tres veces al día, junto con las comidas o después de éstas y al cabo de 10 o 15 días, la posología se debe ajustar en función de los niveles de glucosa en la sangre, la que se detecta con los respectivos exámenes médicos.