Primero que todo, a la hora de elegir una blusa para comprar pensando en alguna ocasión especial o, simplemente, para usarla en cualquier actividad diaria, es vital cerciorarte de la calidad de la prenda escogida.
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Por ejemplo, la tela. El algodón, la mezcla de algodón y poliéster, y el lino son los que brindan mayor comodidad, frescura y elegancia, además son muy suaves al tacto y tienen una linda caída, por lo que están perfectas para lucirla ya sea con pantalones o con falda. Y este punto es relevante si se trata de blusas formales, donde no se puede fallar, porque el error será más notorio.
Otro dato que te confirmará la calidad de la blusa son las costuras, que los ojales estén bien cosidos y los botones fijos. Si te decides por ponerte una blusa con botones, tienes que ver si en la espalda tiene una línea entre los hombros, esa es el canesú y es vital que quede justo a la mitad de la espalda. Ahora, si la blusa es muy grande, el canesú lucirá arrugado, y si es muy pequeña, se perderá y la blusa lucirá estirada y muy poco estética.
Por otra parte, tienes que asegúrate que te queda bien de brazos, hombros y cuello. Una explicación: la costura del hombro de la blusa debe quedarte justo en donde comienza tu brazo. Porque si queda más abajo, quiere decir que la talla es grande y, lo más seguro, te quedará también larga del brazo. Y si queda más arriba, está claro que la es muy chica y te sentirás incómoda.
Otra cosa: si optas por una blusa de manga larga, al doblar los brazos debe quedarte justo en la muñeca y sobresalir un centímetro de la chaqueta.
En cuanto al corte, hay una gran variedad de estilos, así que dependerá mucho de tu contextura física: si eres delgada, las blusas ajustadas al cuerpo te quedarán perfectas, si no, mejor opta por el corte clásico, que te queda más holgado.
Lo mismo corre para el largo de la blusa. Lo ideal es que te quede debajo de la cintura, cubriendo los botones del pantalón o la pretina de la falda, de modo que puedas llevarla bien por fuera o por dentro.
Finalmente, veamos lo de los colores. Para no equivocarte al combinar con el resto de la ropa lo mejor es elegirlas de colores neutros, como por ejemplo, blanco, negro, café, gris y azul. Te servirán para cualquier ocasión, ya sea de día o de noche. Y en la ocasión especial que te está esperando.
Ahora, ya para ocasiones menos formales (como la de la foto más arriba) o para acompañar un look más deportivo, igual puedes optar por colores más fuertes, como el rojo, verde, amarillo, rosado y fucsia.
Lo último, lo más importante es que te agrade el diseño y el color, que vayan bien con tu figura y que te sientas plenamente cómoda.