¿Has sentido ese dolor punzante en el oído que te desconcentra de todo? Los dolores de oído aparecen sin avisar y pueden afectar a cualquiera, desde niños pequeños hasta adultos. El malestar puede presentarse de mil formas: a veces es una sensación de ardor, otras parece que te están clavando algo puntiagudo. Lo que sí es cierto es que raramente pasa desapercibido.
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La cuestión es que no siempre sabemos si es algo que pasará en unas horas o si necesitamos ayuda de un especialista en otorrinolaringología. La diferencia puede ser crucial.
¿Por qué duele tanto?
La respuesta no siempre es obvia. Claro, todos hemos escuchado sobre las infecciones de oído, como la famosa otitis que viene con dolor y fiebre. Pero resulta que el oído es más complicado de lo que pensamos.
¿Sabías que a veces el dolor ni siquiera viene del oído mismo? Es porque tu oído está conectado con varios órganos a través de los mismos nervios, incluyendo la nariz, la garganta y hasta la mandíbula.
Por eso, si tienes:
• Alergias que inflaman tus vías respiratorias
• Tos severa
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• Problemas dentales o tensión en la mandíbula
• Migrañas intensas
Tu oído puede “recibir” ese dolor como si fuera suyo.
También están esas situaciones cotidianas que nos toman por sorpresa: el agua que se queda atrapada después de nadar, el cerumen que se acumula sin que te des cuenta, o esa sensación horrible cuando el avión despega y sientes que tus oídos van a explotar.
Las señales que no puedes ignorar
Si hay fiebre, especialmente en niños, no lo pienses dos veces. En los pequeños, cualquier temperatura por encima de 38°C junto con dolor de oído merece atención inmediata.
¿Una situación que realmente debe encender todas tus alarmas? Cuando tienes un dolor intenso que de repente desaparece por completo. Suena como algo bueno, pero, en realidad, podría significar que tu tímpano se rompió. Eso requiere atención médica urgente.
Otras señales de alerta incluyen:
• Malestar tan fuerte que no te deja dormir
• Mareos
• Dolor de cabeza intenso
• El área alrededor del oído se ve roja o inflamada
• Sale líquido, pus o sangre del oído
• El dolor persiste y viene acompañado de ronquera, dificultad para tragar o nariz tapada
Si tienes diabetes, un sistema inmunológico debilitado o enfermedad renal crónica, tu cuerpo no maneja las infecciones de la misma manera. En estos casos, lo que podría ser una molestia menor para otros, puede convertirse en algo más serio para ti.
De todas maneras, si después de 24 a 48 horas el dolor empeora o no mejora nada, es hora de buscar ayuda.
Otorrinolaringología: lo que puede hacer un especialista por ti
Cuando finalmente decides ir al médico, las opciones de tratamiento son bastante directas. Para infecciones, generalmente son antibióticos - ya sean pastillas o gotas especiales para el oído. Eso sí, no dejes el tratamiento a medias porque te sientes mejor. Completa todo el medicamento para asegurar que la infección desaparezca completamente.
Si el problema es cerumen acumulado, existen gotas que lo ablandan para que salga naturalmente. En casos más complicados, el médico puede removerlo con equipos especializados o mediante un enjuague controlado.
La tranquilidad de saber qué hacer
Al final del día, los oídos son más delicados de lo que imaginamos. Están conectados con muchas otras partes de nuestro cuerpo, y cuando algo anda mal, puede manifestarse de formas que no esperamos.
La buena noticia es que la mayoría de los problemas al oído tienen solución cuando se atienden a tiempo. Un especialista en otorrinolaringología puede hacer la diferencia entre días de sufrimiento innecesario y un alivio efectivo.