Llevamos años quejándonos de que nuestros clubes dan pena en los torneos internacionales. Las razones son múltiples, pero no hay dudas de que una de ellas tiene que ver con la falta de ritmo de la competencia local.
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Por eso, no puede dejar de ser una tremenda noticia la primera gran medida de Javier Castrilli como jefe de la Comisión de Árbitros. El “Sheriff” se propuso perseguir a los simuladores.
Dicho y hecho, ya que Víctor Espinoza, de Santiago Wanderers, fue suspendido por una fecha por la “exageración exitosa” que provocó la expulsión de Fernando Zampedri. Los que quieran actuar, que se dediquen al teatro.
En Chile, la mala práctica de tirarse por todo debe desaparecer. Muchas veces, incluso, los futbolistas se autoboicotean, pues prefieren generarse una falta más que una oportunidad de peligro, acostumbrados a desplomarse ante cada roce.
Por algo causó tanto impacto la imagen de Joan Cruz en el origen del gol del triunfo sobre Universidad Católica. Pese a la infracción evidente de José Pedro Fuenzalida, el talentoso joven de Colo Colo decidió seguir y tuvo su premio.
Ya hay quienes tratan de tirar para abajo la medida, como Ángel Botto, ex presidente del Tribunal de Disciplina. “Ahora quiero ver si tendrán el coraje de citar todas las semanas a jugadores por exageraciones. No creo que lo hagan”, indicó en entrevista con El Mercurio.
O sea, mejor no hagamos nada porque no podemos hacerlo todo. Leguleyadas propias de quien no quiere avanzar.
Foul, “profe”.