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Necesitando una vacuna que no los haga relajarse

Los numerosos brotes de covid-19 en Colo Colo se explicarían por cierta laxitud en el uso de algunas instalaciones. Además, se sospecha que no siempre se han declarado todos los contactos estrechos, que han terminado siendo focos de contagio.

Colo Colo / Photosport

“Es un poco inhumano, porque estar todo el día encerrado... (...) Nosotros cumplimos todos los protocolos, estamos en una burbuja, comemos solos en las habitaciones, compartimos lo mínimo, no nos vestimos en el camarín y que estos antígenos sigan saliendo positivos es triste. Pero el covid es así: tienes un mínimo contacto en el día y te puedes contagiar”.

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Sin querer queriendo, el capitán de Colo Colo, Gabriel Suazo, explicaba el martes, en conferencia, la razón de los sucesivos brotes de covid-19 en el camarín albo.

Si bien el mediocampista devenido en lateral izquierdo entregaba una larga explicación de las complejidades de la pandemia y cómo el virus está presente en la sociedad, llegando a los hogares indistintamente, daba luces de lo que ha sucedido con el plantel del “Cacique”.

Mientras muchos clubes han optado por mantener hasta ahora sus camarines cerrados, con mínimo acceso para sus jugadores y el resto del personal, cercanos a la vida diaria del estadio Monumental afirman que, tras cada brote de coronavirus, las medidas de cuidado se endurecían por unos días, pero rápidamente los protocolos se relajaban.

La pronta laxitud respecto de los cuidados era tal que, en Macul, afirman que el uso de saunas y baños de inmersión -que se realizan en tinas con hielo, aplicados para agilizar la recuperación muscular- se mantenía con flujo prácticamente normal por parte de los deportistas del primer equipo, sin mediar mayores cuidados de sanitización entre los diferentes turnos. Eso, mientras otros equipos han optado por instalar al aire libre tambores para realizar la crioterapia.

Otro aspecto que, confiesan en el club, ha influido en la cantidad de casos positivos que se han presentado en cada brote es que, para evitar que muchos miembros del plantel sean mandados a cuarentena, se han omitido ciertos datos o los propios jugadores han optado por no transparentar sus movimientos, a fin de no entorpecer los entrenamientos. Eso, sin embargo, ha tenido repercusiones negativas, pues algunos de esos contactos estrechos no confesados han terminado arrojando positivo. Y no sólo eso: han terminado contagiando a compañeros en el trabajo diario.

Así las cosas, pese a que el viernes pasado Gustavo Quinteros intentaba blindarse ante las autoridades sanitarias aseverando un irrestricto apego a los protocolos para evitar contagios, todo indica que el problema ha sido algo más complejo que la simple suerte (o mala suerte). Con la mayor cantidad de brotes y la más alta tasa de afectados de su plantel, lo de Colo Colo y el covid-19, este año, parece algo más que simple casualidad.

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Los riesgos que también implica mantenerse en “burbuja”

Más allá de los sacrificios que implica la larga concentración a la que se sometió y se está sometiendo Colo Colo, para evitar que el brote siga creciendo, la estrategia de hacer una “burbuja” no siempre puede redundar en el cortocircuito de los contagios en un plantel.

Esto, porque no siempre todos quienes comienzan la concentración con un PCR llegan a ella sin estar enfermos. La ventana entre el contagio y la manifestación en el examen da un margen de riesgo. Además, en esa circunstancia, tener a todo el plantel junto también es un potencial peligro de contagio masivo.

Además, en otros clubes que en instancias similares o esta misma semana podrían optar por una estrategia similar -como Universidad de Chile, que se juega el descenso, o la propia Universidad Católica, rival de los albos en la definición de la corona-, han preferido mantenerse en el régimen que han utilizado hasta ahora y que les ha dado resultados. Ello porque los eventuales brotes han sido aislados y controlados oportunamente de ese modo. A eso, agregan, se suma el riesgo de que el personal que trabaja en el recinto de concentración también puede representar una potencial exposición al contagio y, como ya está dicho, con todo el plantel junto en una misma locación, puede terminar afectando a todo el contingente.

Así, la decisión de concentrar o no, de mantenerse en “burbuja” para evitar contagios, puede no ser tan inocua como parece.

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