La historia es cíclica.
PUBLICIDAD
En 1997, y luego de tres años de haberse alejado de Colo Colo, Jaime Pizarro firmaba en una Universidad Católica que, con el “Káiser” y algunos otros refuerzos llegados a San Carlos tras haber vestido de blanco, busaba cortar una larga racha sin títulos locales.
El resultado vino rápido, cuando los “cruzados” se quedaron con el Torneo Apertura de esa temporada, superando en la final al mismo cuadro de Macul, para hacerse del primer título de ese año, que daría el empujón para seguir la moda argentina, que dividía en dos semestres la competencia que, hasta entonces, era a dos ruedas todos contra todos. Así, la UC acababa con una sequía de una década sin cetros locales.
La historia se repite, sí, pero con matices.
Ahora, la Católica es una máquina cosechadora de títulos nacionales y, en la búsqueda de extender la hegemonía, busca ponerse en cubierto con la eventual partida de Ignacio Saavedra. Y lo quiere hacer sumando a un valor joven: Vicente Pizarro.
Lejos de renovar su ficha con Colo Colo, el hijo de quien fuera el capitán “albo” que levantó la Copa Libertadores está cada vez más cerca de instalarse en la precordillera, como en su momento lo hizo su padre.
La jornada de hoy será clave para que, eventualmente, se destrabe la negociación con el “Cacique”, aunque las posiciones están muy distantes. Mientras el club pretende imponer una millonaria cláusula de salida, los representantes del juvenil mediocampista aspiran a que se fije una cifra en dólares de menos de seis ceros. Y nadie parece ceder demasiado.
PUBLICIDAD
Si bien en algún momento la negociación fue encabezada por Mariano Gastó -histórico agente de Jaime y padrino de Vicente- y parecía bien encaminada, los Pizarro optaron por dejar la representación del volante en manos de la agencia de Fernando Felicevich. A partir de ese punto, ya con el calendario bien avanzado y con Colo Colo muy retrasado en concretar una negociación que debió darse antes, la permanencia del juvenil en el Monumental comenzó a verse nublada. Muy nublada, de hecho.
Por eso, ahora, pese al deseo de Pizarro por permanecer en el club donde se formó, las intenciones “albas” de proteger su partimonio, blindándose con un precio millonario ante un eventual pase, hacen casi imposible que el “Vicho” firme un nuevo contrato en Macul. Y el destino parece ser claro: siguiendo los pasos de su padre, aunque por otro camino -Jaime pasó por Tigres de México y Palestino antes de recalar en San Carlos-, el “Pequeño Káiser” parece tener en Católica su nuevo destino inmediato.