Pese a haber entrenado durante toda la semana como titular, una lesión dejó fuera a Clemente Montes de la convocatoria de Universidad Católica para el duelo ante Unión Española. El infortunio del joven delantero terminaría siendo clave para el triunfo “cruzado”. En su reemplazo, Gonzalo Tapia tuvo la oportunidad de volver a la oncena inicial, luego de una operación que lo tuvo casi un semestre fuera. La apuesta del técnico Cristian Paulucci terminó siendo acertada, pues optó por el canterano en desmedro de, por ejemplo, el recién incorporado Lucas Melano. El joven delantero aportó con una asistencia para la apertura de la cuenta y el gol de la victoria. A tres días de su 20º cumpleaños, Tapia tiene argumentos para celebrar, al empezar a olvidarse de la lesión que lo alejó un tiempo de las canchas, pero que superó a punta de esfuerzo y dedicación.
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A fines de julio, en Barcelona, “Gonza” se sometió a una cirugía para reparar la rotura del tendón central de los isquiotibiales de la pierna derecha, una lesión que era el corolario de una seguidilla de molestias en la zona. El ariete fue tratado por Ramón Cugat, un médico por el cual ya han pasado varios seleccionados nacionales, y que aplicó en el juvenil una técnica innovadora, según cuentan quienes conocen los detalles de la operación para reparar el ligamento.
Tapia, quien destaca por su potencia y rapidez, no se quedó esperando que su alabada exhuberancia física lo ayudara a volver antes. Por el contrario. Al trabajo diario con Rodolfo González y Gonzalo Mansilla, los kinesiólogos del club, el joven atacante sumó tres veces a la semana sesiones de rehabilitación particulares.
Si bien hoy son muchos los futbolistas que complementan el trabajo físico y de recuperación con profesionales externos, fuera de lo que realizan en sus jornadas de entrenamiento con los cuerpos técnicos y médicos de sus equipos, Tapia se esforzó en su recuperación, sumando horas adicionales de rehabilitación para volver pronto de una lesión y una ciguría complejas.
Por un lado, “Gonza” dedicó labores con un kinesiólogo experto en el manejo de la cicatriz de la cirugía a la que se sometió en Barcelona. Paralelamente, el delantero sumó horas de entrenamiento haciendo pilates, como complemento a todo el resto de la terapias. La incorporación de esa disciplina a su rutina tenía como finalidad prevenir nuevas lesiones, en la medida de que avanzaba su reintegro deportivo, alistando su cuerpo para la exigencia habitual, luego de meses de paréntesis forzado.
Así, el retorno de Tapia a la titularidad no lo sorprendió. Por el contrario. Si bien el propio DT “franjeado” reconoció después que tenían previsto que el juvenil no pudiera estar los 90 minutos en cancha, los 73 que disputó ante Unión mostraron que “Gonza” se acerca cada vez más a su mejor versión, gracias a un físico privilegiado pero, sobre todo, por el esfuerzo y dedicación con la que encaró su recuperación.