Para los menos memoriones, como yo, cuesta recordar un “Superclásico” como los de antaño, cuando Colo Colo y Universidad de Chile llegaban peleando por el primer puesto, como dicta la historia. El de este domingo, en el Monumental, mantendrá la tendencia, con un “Cacique” que ha involucionado notoriamente en su juego y con una “U” que suma seis generosos puntos en la tabla.
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Lo de los “albos” preocupa seriamente, como reconoció ayer Gustavo Quinteros. Luego del triunfo claro en la Supercopa sobre Universidad Católica, muchos pensamos que arrasarían en el arranque del torneo, con un plantel consolidado y que estaba armado desde el inicio de la pretemporada.
Sin embargo, ha ocurrido lo contrario. La solidez defensiva del campeonato anterior ya no es tal, con un Emiliano Amor cometiendo errores que no se le conocían, mientras que en la faceta ofensiva la generación de peligro depende de cuán despierto esté Pablo Solari, con una falta de finiquito general que hace extrañar a Iván Morales y Javier Parraguez.
Por el lado de los “azules”, la inquietud más grande corre por cuenta de la zaga, todavía justificable considerando que no siguió ningún central del año pasado, salvo el lesionado Luis Casanova. Santiago Escobar y sus pupilos reconocen que queda muchísimo por mejorar y que van por buen camino, pero ese “avance” no se notó en el último partido contra Ñublense.
Por eso, para no llegar con la confianza de la defensa por el suelo a Macul, esta noche tienen una prueba de fuego ante O’Higgins. Dejar el arco en cero debería ser la prioridad, pues arriba los goles salen fácilmente.
Más allá de lo que pase hoy, el duelo mayor del fútbol chileno nuevamente estará marcado por la irregularidad. Ya viene siendo súper clásico.