Universidad de Chile no alcanza a revivir y ya está nuevamente enferma de gravedad. La estrepitosa derrota por 4-1 ante Colo Colo tiene muy cuestionado el naciente proyecto encabezado, en la gerencia deportiva, por el ecuatoriano Luis Roggiero y, en la banca, por el colombiano Santiago Escobar.
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De hecho, el entrenador puso su cargo a disposición luego de la debacle en el “Superclásico”, lo cual no fue aceptado por la dirigencia. La caída frente al archirrival se suma a otras dos anteriores y a dos triunfos iniciales que no convencieron a nadie, y no se nota una evolución, lo que tiene frustrado al DT.
Esta vez, el proceso que recién arranca está enfermo porque no tiene “defensas” que lo protejan. La “U” ha sido un desastre en la zaga en este comienzo de torneo, y los números así lo reflejan.
En cinco fechas disputadas, el cuadro “azul” es el más goleado del certamen, con 11 tantos en contra, uno más que Coquimbo Unido, La Serena y Audax Italiano, estos dos últimos los colistas de la tabla. El panorama podría ser aún peor, ya que Hernán Galíndez, más allá de su floja actuación en Macul, fue figura en los otros cuatro partidos.
Estas cifras no solamente marcan un pobre registro en el campeonato en curso, sino también a nivel institucional. Desde que Azul Azul asumió el mando del club “laico”, a mediados de 2007, el equipo nunca había sufrido tal cantidad de anotaciones en su arco en sus primeros cinco duelos.
El escenario más parecido se dio en el Clausura 2015, cuando recibió 10 dianas. Martín Lasarte, que venía de ser campeón, era el técnico.
Las estadísticas evidencian algo que ya es irrefutable, la mala conformación defensiva del plantel, responsabilidad principal del gerente deportivo. Tras salvarse del descenso, el nacido en Ecuador dejó ir a Osvaldo González, Ramón Arias y Diego Carrasco, y además se lesionó gravemente Luis Casanova.
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Pese a ello, apenas trajo a José María Carrasco e Ignacio Tapia, mientras que Bastián Tapia volvió de préstamo. Ni hablar de los laterales, donde los únicos especialistas son Yonathan Andía por la derecha y el juvenil Marcelo Morales por la izquierda.
Ya sin la posibilidad de fichar, el adiestrador “cafetero” tiene poco a qué echar mano. El “Cacique” desnudó todas las falencias, que no sólo se remiten al banquillo.
Sin una base sólida, todo tambalea otra vez.