“¿Mérito del director deportivo?
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-Ahí hay otra cuestión curiosa. Siempre hemos sido los mismos. Los dirigentes somos un grupo de amigos. No teníamos originalmente un director deportivo. Ahora sí. Se llama Luis Roggiero y es un apasionado del fútbol, aunque sabe más de matemática, je. Su rol es ayudarnos con la información, y manejar las cosas de tal manera que todas las decisiones que tomemos en el directorio sean racionales e inteligentes. El fútbol se lo dejamos a los que saben. En este caso al ‘profe’ (Pablo) Repetto, los coordinadores de las formativas, y los directores técnicos de todas las categorías”.
La frase pertenece a Michel Deller. En julio de 2016, el máximo accionista del Independiente del Valle ecuatoriano explicaba el exitoso proyecto deportivo del club que preside y que, por esos días, disputaba la final de la Copa Libertadores, que terminaba cediendo ante los colombianos de Atlético Nacional.
El millonario empresario ecuatoriano -quien, además de ser el controlador del equipo de Sangolquí, de los los centros comerciales Quicentro y San Luis, y dueño de la franquicia Kentucky Fried Chicken en su país, así como de varias inmobiliarias importantes, que lo convierten en una de las más grandes fortunas de Sudamérica- se mostraba algo sorprendido en una entrevista con Espn por el mérito que se le atribuía al gerente deportivo de Independiente del Valle, Roggiero, respecto de la construcción del equipo que luchaba por el cetro continental de clubes.
Los años pasaron y, desde septiembre de 2021, el ejecutivo del cuadro ecuatoriano llegó a tomar la dirección deportiva de la Universidad de Chile, precedido de los exitosos antecedentes de su anterior trabajo, donde su fama de constructor de planteles a partir de análisis estadísticos, entre otros factores, lo llevó a ser comparado con el protagonista de la película “Moneyball”, en la que un gerente de un equipo profesional de béisbol desafía los parámetros tradicionales, para edificar una dinastía con jugadores sin gran nombre, pero efectivos en el campo de juego.
Con esos antecedentes, la hinchada “azul” recibía ilusionada a Roggiero y, cuando se deshizo de buena parte del plantel del año pasado para iniciar la reconstrucción, el ecuatoriano tenía crédito. Sin embargo, a poco andar, así como ha ido perdiendo piso el proceso del técnico que eligió para encabezar el proyecto en cancha, se ha cuestionado profundamente la conformación del equipo para afrontar el ciclo del entrenador Santiago Escobar, quien ha asumido, hasta ahora estoicamente y sin chistar, la pobreza franciscana que posee en algunas posiciones.
Lo cierto es que el ambiente interno para Roggiero no está fácil.
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Al cortocircuito que tiene con el omnipresente director ejecutivo Cristian Aubert, se suman ahora visiones disidentes de los amplios poderes que le dieron para estructurar el plantel de esta temporada.
Aunque hay versiones que aseguran que el presidente de Azul Azul, Michael Clark, fue el que decidió no traer un cuarto defensa central antes del cierre de libro de pases, desatendiendo los consejos de Roggiero y Aubert, las divergencias entre ambos comenzaron tempranamente, cuando sonaban varios jugadores del descendido en cancha Huachipato para la “U”. Finalmente, llegaron sólo dos. Una pulseada ganada por el ecuatoriano, en ese sentido, fue la contratación del arquero Hernán Galíndez, en desmedro de Gabriel Castellón.
Sin embargo, la relación entre director ejecutivo y director deportivo sufrió otro revés cuando no se lograba concretar la llegada de un mediocampista de contención. La llegada de la cuarta alternativa, Álvaro Brun, es apuntada como otro problema de gestión de Roggiero.
A los conocidos problemas en la zaga, tanto con los centrales como en las alternativas para los laterales, se suma el retraso con el volante defensivo. A eso se agrega, además, la carencia de un líder en el plantel, que sea el capitán de un equipo joven e inexperto. Felipe Seymour, quien llegó con esa misión, no tiene el ascendiente esperado y, más encima, no es titular indiscutido, como era previsible tras sus últimas campañas.
Así las cosas, con un técnico que no logra plasmar su idea de juego, debido a los recursos humanos escasos, la conformación de cuerpo técnico y plantel tienen a Roggiero en medio de los cuestionamientos de un directorio que ya no ve tan claramente un proyecto deportivo a largo plazo diseñado con las personas que acaban de armarlo. Deller lo dejó claro en Independiente del Valle, donde habían tres soportes al proyecto: dirigentes, ejecutivos matemáticos y expertos en fútbol. En la”U”, en cambio, parece faltar al menos alguna de esas patas para sustentar la ecuación.