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Jaime García: “Todos los jugadores quieren ganar y tienen el objetivo de sacarse la mierda”

El entrenador de Ñublense, que cierra la fecha buscando mantenerse puntero, explica las claves de la campaña de los chillanejos.

Jaime García / Photosport

Ñublense cierra la séptima fecha esta noche, visitando a Unión Española. Hasta ahora, los chillanejos han sido el equipo que mejor juega y, por eso, llegan al Santa Laura con la esperanza de mantenerse en la cima del campeonato, luego del revés que significó la caída ante Unión La Calera y que les impidió a los dirigidos por Jaime García seguir avanzando en la Copa Sudamericana. Por eso, el desafío de hoy asoma como un buen consuelo para los hombres del “Flaco”, quien el fin de semana pasado celebró un centenar de partidos en la cabina técnica de los “Diablos Rojos”. Por eso, el entrenador repasa las claves de los más de 100 juegos dirigidos, el presente de su equipo y las claves de lo que viene.

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¿Esperaba que, luego de la sexta fecha, su equipo fuera puntero y usted llegara a 100 partidos al mando de Ñublense?

—A los equipos que están más alejados de Santiago les cuesta todo. Entonces, uno disfruta el momento por la ciudad. Estoy superclaro que el torneo está recién empezando, son los primeros partidos, y soy muy aterrizado y no me la compro en ese sentido. El objetivo como grupo lo tenemos superclaro. En la intimidad, en lo que uno se plantea al hablar con los jugadores, a principio de campeonato, lo dejamos claro. Sin embargo, uno trabaja para eso, se ilusiona, aunque nunca se lo espera. Pero tiene que llegar. Y qué más alegría que equipos que son de fuera de Santiago lideren, por las fechas que sea, el campeonato. Es bueno para el fútbol y para las ciudades, es bueno para todo... Quisiéramos extenderlo por mucho más tiempo, podría durar mucho más, pero el fútbol es dinámico y rápido. Nosotros lo celebramos por la gente. Uno trabaja; uno juega y es pagado, y uno le pone el condimento nomás, con más cariño. Una ciudad necesita triunfos para sacar su alegría, en vez de que ande todo el mundo enojado o impaciente, buscándole la quinta pata al gato... Si te va bien, te dicen “ya van a caer” u “ojalá que aguanten”. El país tiene que estar contento a veces. Si Cobresal es puntero, bienvenido que lo sea. A los equipos de fuera de Santiago les cuesta todo: por planilla, por auspicios, por jugadores, por planteles que son cortos... Entonces, ¿qué más lindo que Ñublense, Cobresal o el que sea esté arriba? Es bien celebrado. Si son dos o tres fechas, no importa. Lo relevante es que el fútbol le está dando otro condimento.

¿Cuáles son las claves de su equipo?

—Una es el tiempo. Los muchachos se conocen y nosotros a ellos, por el lapso que llevamos con ellos. Todos los técnicos trabajan: unos más, otros menos; unos con más soporte tecnológico, otros menos. Pero todos trabajan. Y todos los jugadores quieren ganar y tienen el objetivo de sacarse la mierda. Ningún jugador entra a no correr, eso es imposible. Pero a veces hay equipos que se mantienen en el tiempo, como Católica, con procesos bien estructurados. Al final, eso es igual a buenos resultados. Cuando cambias todos los años y no tienes la identidad que proponías, te va costando… Eso es lo que nosotros tenemos: el tiempo que llevamos con los jugadores, sabemos los momentos momentos del partido. Lo otro es la cohesión de grupo, que no nos ha costado, porque las primeras fechas son las que cuestan en ese sentido. Ese es el espíritu que tenemos como grupo, en un proceso que va para los cuatro años.

Cuando tomó el equipo, en 2019, ¿proyectaba estar más de 100 partidos, completar tres temporadas y estar puntero?

—(Se ríe) No, para nada, porque nosotros siempre estamos expuestos a la guillotina (se ríe de nuevo). El técnico siempre está expuesto. A mí me tocó tomar el equipo con cuatro o cinco puntos, donde todo nos costó, y nunca imaginé esto. En ese momento, queríamos salvar al equipo y, después, se nos dio todo. Casi subimos. Luego, lo conseguimos. Y no tengo contrato a largo plazo. Vengo luchándola año a año acá en el club. Nunca pensé estar en este momento. Uno lo sueña, porque uno tiene aspiraciones. Pero, claro, no te imaginas esto.

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¿Cómo se define como técnico? ¿Adhiere a alguna “escuela”?

—No. Seguramente, quieren escuchar que diga que soy ofensivo. Pero eso es repetitivo. Generalmente me trato de adaptar a los jugadores, a lo que creo que el jugador me pueda rendir o lo que le pueda sacar. No me gusta hablar de intensidad tampoco. Creo que soy un técnico innovador, porque el jugador pasa por diferentes puestos, tratando de que desarrolle toda su capacidad. No me gusta amarrarlos o que corran dentro de un cuadrado, sino que vayan explorando sus capacidades. Creo en eso. No me gusta que me etiqueten, eso se da por la personalidad y confianza que le voy entregando al jugador. Trato de sacarles el mayor rendimiento, que no se sientan limitados.

Hace unos días, Federico Mateos decía que es muy cercano a los jugadores desde su preocupación, desde el aspecto personal. ¿Hace diferencia para el rendimiento?

—Distintos equipos y distintas formas. Creo que, en eso, soy Jaime García, el de la casa. Trato de que se sientan queridos, no importantes. A nosotros nos pagan por darle alegría a un pueblo. Trato de darles lo otro: todos somos seres humanos, que nos pasan cosas, que sufrimos pérdidas y problemas. No somos máquinas. La contención que puedo brindar está fuera de eso. Trato de mantenerme informado de cómo se sienten y soy cercano en todo sentido.

Por último, quedarse sin jugar la Sudamericana debe ser doloroso, pero… ¿no le asustaba seguir en competencia y que eso les traiga problemas en el plano interno? Coquimbo, hace un par de temporadas, llegó a semis en ese torneo, pero terminó en la Primera B…

—Las participaciones internacionales resienten los planteles, sí, pero no por estar en una copa internacional, sino por planificar partido a partido. Pero los planteles se resienten cuando son cortos, por las lesiones, el covid-19 y otras eventualidades. Pero lo dije: no voy a hipotecar al club por ego o porque me vaya bien en algo, dejando botado el campeonato, que es lo que más nos interesa. La Sudamericana queríamos hacerla con responsabilidad, pero nos interesa más el plano local. No nos íbamos a volver locos, porque el torneo es el cimiento que hemos venido trabajando durante estos tres años.

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