Colo Colo tiene prácticamente abrochado a su segundo refuerzo para lo que resta de la campaña. Dicen que la sangre tira. Por eso, poco importa que venga del otro lado del mundo, específicamente de Oceanía.
PUBLICIDAD
Se trata de Marco Rojas, neozelandés de ascendencia chilena e hincha del “Cacique”, quien puede desempeñarse como volante o como delantero. Hijo de Rodi, nacido en nuestro país y exiliado, el talentoso diestro de 30 años no usaría cupo de extranjero gracias a su padre, aunque -vale aclarar- la “Roja” ya no es opción, pues ha defendido a los “All Whites” en varias oportunidades.
El mejor futbolista océanico de 2012, año donde disputó los Juegos Olímpicos de Londres, tuvo un inicio de carrera fulgurante. De hecho, en la temporada 2012-13 le ganó el premio de jugador más valioso de la A-League australiana a un tal Alessandro del Piero.
Esos méritos le valieron el apodo de “Messi Kiwi”. Sin embargo, después ha tenido una trayectoria en la que ha intercalado a equipos de su continente con clubes europeos de la talla de Stuttgart y Greuther Furth (Alemania), Thun (Suiza), Heerenveen (Países Bajos) y Sonderjyske (Dinamarca).
Últimamente se encontraba viviendo su tercera etapa en el cuadro australiano donde destacó en sus comienzos, el Melbourne Victory. Viene de anotar seis goles en 27 partidos de la reciente liga local.
Se fueron a los extremos
Más allá de la buena noticia de cerrar un nuevo refuerzo, Gustavo Quinteros está lejos de estar conforme con el mercado de pases de Blanco y Negro. Su primera prioridad era Martín Rodríguez, quien no llegó, y su segunda era buscarle un reemplazante al lesionado Emiliano Amor, lo cual todavía no ocurre.
Ahora, Colo Colo tiene una sobrepoblación de extremos, aunque sólo Pablo Solari y Gabriel Costa están rindiendo a buen nivel, y el DT siente que le siguen faltando un defensa central y un centrodelantero. El problema es que con la llegada de Rojas, que se suma a la de Agustín Bouzat, solamente queda un cupo disponible para fichar.
El otro inconveniente es que tampoco sobra el dinero. “Veremos quién está disponible para la billetera chica”, advierten desde Macul.
