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Marcelo Ríos explica su método como entrenador del chino Juncheng Shang: “Le digo que no me copie las hueás malas, pero quiero que sea perro en la cancha”

“El pendejo entiende rápido. Lo que sí, creo que es demasiado buenito”, explicó el exnúmero uno del mundo.

Marcelo Ríos asumió el desafío de ser el primer entrenador en el circuito de Juncheng Shang

Marcelo Ríos, el mejor exponente del tenis chileno de todos los tiempos, está embarcado en un particular desafío. Hace algunas semanas asumió como entrenador del joven chino Juncheng Shang (344º), quien a sus 17 años se alza como una de las máximas joyas del circuito mundial.

Y en pocos días de trabajo, Ríos ha quedado encantado con su pupilo, aunque aún falta por cerrar el acuerdo económico para sellar la relación laboral. Eso sí, el exnúmero uno de mundo reconoció que incluso ya le tomó cariño a su dirigido.

“El pendejo entiende rápido. Lo que sí, creo que es demasiado buenito, porque los chinos por una cosa de cultura son así. A lo mejor es muy educado, aunque quizás lo que menos tengo es ser educado”, contó al respecto el propio Ríos, en entrevista con La Tercera.

Juncheng Shang, joven tenista chino de 17 años

“Cuando la pelota pega en la net, dice ‘sorry, sorry’, como si fuera demasiado malo. O tampoco se atreve a pegar un pelotazo. Entonces, le dije ‘hueón, pónselo en la cara’. De hecho, le puse un pelotazo. La pelota dio en la red y me quedó para pegarle y él no se movió y le llegó en el pecho. Pero él entendió el mensaje. ‘Eso es lo que te va a pasar en un partido, es parte del juego y no tiene nada de malo. Por último, después dices sorry. A veces no tienes otra opción que tirar la pelota fuerte al cuerpo’, le expliqué”, agregó.

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En cuanto a sus diálogos con Shang, el oriundo de Vitacura comentó que “le he dicho: ‘Te veo tirando un partido, yo me paro y me voy’. Y él se ríe y yo le respondo ‘de qué te reís, hueón’. Le digo ‘no te estái moviendo, última posibilidad que te doy’. Otra vez le dije ‘me hacís ir a Egipto y tiras un partido allá, nunca más me vas a ver’. Pero él entiende y todo es en buena onda. Lo tengo que hacer más perro en la cancha, tampoco irrespetuoso. Le digo que en el tenis no viene a hacer amigos, que esto es una lucha, una guerra que hay que ganar. Puedes jugar hasta los 40 años, si lo haces bien. O sea, te quedan 23 años de carrera. La gracia es que, cuando te retires, digas ‘di todo lo que podía dar’, porque uno nunca sabe qué puede pasar. ‘Dalo todo, sácate la cresta y yo te voy a ayudar’. Pero fuera de hueveo, le agarré cariño”.

“Se me metió fuerte”

Entre ejercicios y diálogos de trabajo, la relación entre Ríos y Shang se ha vuelto cada vez es más estrecha. En ese contexto, el chino explicó que “yo tengo un humor negro y él me entiende las tallas, se ríe y me contesta. No me deja que le hable en inglés, me pide que le hable en español porque quiere aprender español. Entonces, le hablo como chileno. Le digo ‘ándate a la chucha’, y ahí caga”.

“Me recuerda mucho a mí, es muy parecido en la manera de ser. En mi vida me había impresionado tanto al ver jugar a alguien. Lo había visto jugar con Shapovalov, me llamó la atención, pero no lo pesqué mucho. Aparte tiene 17 años y nunca ha tenido un entrenador de tiempo completo y ni ha hecho una pretemporada. Está 300 solo por lo que ha visto. Imagínate si lo llego a entrenar o lo llegan a entrenar, el potencial que tiene es increíble”, agregó.

El extenista chileno Marcelo Ríos.

En la misma línea, el ganador de 18 títulos de ATP dijo su que pupilo “técnicamente, él es muy bueno, pero tácticamente le falta mucho todavía. Lo bueno es que va aprendiendo rápido y no me impresionaría que el hueón se metiera rápido y terminara 150 ahora y no el próximo año”.

“Es súper niño, anda puro hueveando y está bien. Le digo que no me copie las hueás malas, pero quiero que sea perro en la cancha y que diga ‘aquí estoy yo y no me vienen con hueás’”, añadió.

Por último, Marcelo Ríos confesó una particular situación que refleja su motivación como entrenador de Juncheng Shang. “En la noche me despierto como cinco veces para ir al baño y me pongo a pensar en qué lo puedo mejorar. Empiezo a buscar ideas y ahí me quedo un buen rato. Se me metió fuerte y me encantaría que pasara el tiempo rápido para ver hasta dónde llega”, reveló.

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