“El mar decide cuándo será el evento”, era la frase que promocionaba la primera edición del “Big Wave Internacional Lobos por Siempre”, torneo que anunciaba la invitación a los 28 surfistas de olas grandes más destacados del mundo, provenientes de una decena de países. Bueno, el océano quiso que fuera el 15 de agosto, justo el último día de la ventana de espera que se había abierto cuatro meses antes, el 15 de abril.
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Luego de un domingo lluvioso, el sol salió este lunes feriado para vivir una jornada histórica en Punta de Lobos. Cerca de 5.000 espectadores se acercaron hasta la comuna de Pichilemu, donde el mar cumplió con sus expectativas, ya que ofreció una verdadera fiesta, con olas de nueve a 12 metros de altura, que no se veían en nuestro país desde hace más de una década.
“Se podría decir que estuvo entre clásico, épico, histórico y alucinante. Lo estábamos esperando hace mucho, porque como comité estábamos siendo muy selectivos y cuidadosos”, explicó Matías López, director de la competencia. “El día en que se terminaba el tiempo de espera, justo apareció el pronóstico y fue la jornada más grande de los últimos 10 años, con olas de tranquilamente 12 metros”, agregó.
En un certamen que constó de ocho heats, sin final, el ganador fue el chileno Ramón Navarro, escoltado por Cristopher Tapia (Chile), Lucas Chianca (Brasil), Natxo Gonzalez (País Vasco) y en el quinto lugar terminó Kohl Christensen (Hawai). Sin embargo, más allá del vencedor, lo más destacable fue el espíritu de camaradería, en un campeonato con una modalidad similar a la del famoso “Eddie Aikau” hawaiano, donde las y los mejores exponentes del planeta compartieron en mangas mixtas, cuidándose unos a otros y repartiéndose el premio en partes iguales.
Además, el trasfondo del evento trascendió lo competitivo, ya que el objetivo principal era concientizar a la comunidad, desde las autoridades hasta el público, de la importancia de la conservación de los océanos. Para seguir teniendo olas de estos tamaños y de estas calidades, es necesario que todos pongan de su parte.
“Estamos en un escenario natural y tenemos la oportunidad de tener olas gigantes, son pocos los lugares del mundo que las tienen, pero más allá del aspecto deportivo, Punta de Lobos y Pichilemu son mucho más que surf”, resaltó Patricio Mekis, director general del “Lobos por Siempre”. “La esencia es el cuidado del borde costero, la importancia de cuidar estos espacios, por eso estamos muy comprometidos con empujar una Ley de Rompientes”, complementó.
“Hay muchas olas en la costa del país que necesitan protección, darles reconocimiento y valor, porque son verdaderos estadios naturales que aportan en muchos aspectos socioeconómicos y socioculturales, en el crecimiento de comunidades en torno al turismo y a la sustentabilidad”, prosiguió la cabeza de la organización. “Yo extendería el llamado no solamente a las autoridades, sino también a las personas. Tenemos que generar una colaboración radical, hacer comunidad y demostrar que esto se cuida entre todos”, cerró.