Juan “Candonga” Carreño, delantero que marcó una época en el fútbol chileno, ha enfrentado un fuerte proceso de aislamiento tanto de los estadios como de la vida pública en general, desde que tomó la decisión de poner fin a su carrera profesional en 2003.
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Todo aquello pasó por una grave crisis marcada por el consumo excesivo de alcohol y drogas, la que pudo superar gracias al apoyo de su familia y una tranquila vida en el ampo, en su parcela en la comuna de San Vicente de Tagua Tagua.
“Estuve un tiempo metido en drogas después que me retiré del fútbol, entonces, necesitaba desconectarme de todo, apagar las luces y la televisión. Apagué todo. Estuve 16 años en el campo y ahora me ves así”, contó Carreño en entrevista con Las Últimas Noticias, quien volvió a asistir a un estadio después de mucho tiempo, al ir al Monumental para el duelo entre Colo Colo y O’Higgins.
Respecto a lo que fue su propio proceso, el “Candonga” explicó que “no me molesta hablar de drogas. Me siento orgulloso de haberle dado pelea. Esto lo cuento para que les sirva a otras personas que enfrentan un problema similar”.
“Una de las razones de no venir a un estadio es que necesitaba aislarme, volver a mis raíces, sacar mi campo adelante con mi familia e insertarme en la sociedad como una persona normal. Cuando uno se retira vuelve a la realidad, porque antes vivía en una burbuja”, complementó.
En ese contexto, el otrora goleador de equipos como Unión Española, Huachipato y Deportes Concepción, entre otros, expresó que “sentí el golpe y estuve cinco años de mi vida desorientado. Terminé en alcohol y drogas. Sufrí mucho e hice sufrir a los míos”.
Por lo mismo, remarcó que “hay mucha gente que tiene que ir a clínicas de rehabilitación, yo tengo la suerte de haber tenido una mujer (Claudia), mis hijos (Juan David, Ronald, Camila y Vicente) y familia que me apoyaron mucho. Y el campo”.
Al buscar algunas razones de su fuerte crisis, Juan Carreño comentó que “me afectó mucho no haber ido a Francia, la pelea de Osorno quedó para siempre. En vez de haber pedido ayuda a un especialista, pensé que podía salir solo. No le hice daño a los demás, pero me hice mucho daño culpándome de por qué no había ido al Mundial, por qué había peleado. Mi familia y el campo me salvaron”.