Una serie de disturbios estallaron en varias ciudades de Bélgica y de Países Bajos este domingo 27 de noviembre, después de que Marruecos venció sorpresivamente a la selección belga por 2-0 en el Mundial de Qatar con tantos de fueron de Abdelhamid Sabiri (73′) y Zakaria Aboukhlal (90+2′).
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La policía detuvo a poco más de diez personas y utilizó chorros de agua y gases lacrimógenos, además de acordonar partes del centro de Bruselas debido a los hechos de violencia.
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Decenas de personas incendiaron distintos objetos, entre ellos contenedores de basura, y al menos un automóvil. Otras arrojaron piedras contra vehículos, algunos de los cuales fueron volcados por las turbas.
Las autoridades intervinieron después de que una persona sufrió lesiones faciales, informó la portavoz policial de Bruselas, Ilse Van de Keere.
El alcalde de esa ciudad, Philippe Close, instó a los aficionados a alejarse del centro de la urbe, y añadió que hacían lo posible por mantener el orden en las calles.
Incluso los servicios del tren subterráneo y del tranvía fueron interrumpidos por órdenes policiales.
“Estos no son aficionados, sino que revoltosos. Los aficionados marroquíes están aquí para celebrar”, aseveró Philippe Close.
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Hubo también disturbios en Amberes y Lieja, y la ministra del Interior belga, Annelies Verlinden, señaló que “me entristece ver cómo unos cuantos individuos aprovecharon la situación para desatar el caos”.
La policía en los vecinos Países Bajos informó que la violencia estalló en el puerto de Rotterdam, donde los agentes antimotines buscaron dispersar a unos 500 hinchas que le lanzaron petardos y botellas.
La prensa reportó también disturbios en la capital Ámsterdam y en La Haya.
La victoria de Marruecos fue una sorpresa mayúscula en el Mundial, y la celebraron numerosos inmigrantes con raíces marroquíes en muchas ciudades belgas y neerlandesas.