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El “sueño cruzado” empieza a levantar su artesonado

Con el arribo de los puntales de madera que soportarán el techo, comienza la segunda mitad de la obra en San Carlos de Apoquindo.

Gentileza Cruzados
Gentileza Cruzados

El sueño es celebrar los 36 años de vida con la reinauguración. Si bien no depende de Cruzados, porque las recepciones y los permisos no dependen de la constructora o del club mandante de las obras, en el mundo ideal, el nuevo San Carlos de Apoquindo se inauguraría el mismo 4 de septiembre que abrió sus puertas oficialmente. La construcción ya se acerca a la mitad de avances y, desde la cancha, se percibe que se trata de un estadio flamante, no sólo una renovación, más allá de que conserve parte del esqueleto del recinto que se conoce desde 1988.

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Parte de las particularidades del proyecto de la nueva casa de Universidad Católica es que será techado en todo su contorno. Y, como en todo el proyecto, la madera jugará un rol preponderante en el estadio, no sólo desde el aspecto estético.

La CMPC es uno de los socios estratégicos de Cruzados y también juega un rol protagónico en la edificación del estadio. La fachada del recinto tendrá un 30 por ciento de madera y el techo del nuevo recinto se sostendrá de vigas estructurales de este elemento.

Precisamente, con el arribo de las vigas desde la nueva planta de CMPC desde Los Ángeles, se denota que la construcción de San Carlos de Apoquindo entra a su recta final.

El uso de vigas de pino radial para sostener el techado que circunvalará todo el recinto representa toda una solución de ingeniería. Y en muchos sentidos. No sólo porque reemplazará los habituales travesaños de acero, ofreciendo una alternativa que es cuatro veces más liviana, sino también porque arrimarla hasta los faldeos precordilleranos capitalinos desde el Biobío también ha sido un desafío para los ingenieros calculistas, que deben enviar las enormes piezas que componen cada uno de esos puntales desarmados para poder ser transportados en camión desde Los Ángeles, para ser ensamblados en San Carlos y, luego, ser capaces de soportar sin problemas el peso de la cubierta del nuevo estadio.

El desafío no es menor. Cada estructura de las tribunas tiene 27 metros de largo. Ésas aún no empiezan a llegar. Pero ya están siendo desembarcadas en San Carlos las de las galerías Lepe y Prieto, que tienen 14 metros de longitud.

“La utilización de las vigas de madera es una solución constructiva que está desde la concepción del proyecto, sobre todo desde el desafío que representa hacer un nuevo estadio sostenible”, explica Juan Pablo Pareja, gerente general de Cruzados. “Es un material que es muy eficiente en su relación resistencia-peso, no genera residuos en obra -clave al considerar que el 34 por ciento de los residuos sólidos en nuestro país vienen del sector de la construcción-, además de ser más liviano que el hormigón, lo que facilita enormemente la construcción”, complementa Juan Pablo Pereira, gerente comercial y de desarrollo de Maderas CMPC.

Llegando a la mitad de las obras, con la tribuna Alberto Fouillioux, que da la espalda a los Andes, ya viendo como se termina de levantar su último nivel, el tercero, y mientras el lado de Sergio Livingstone se eleva al cuarto piso de los palcos, restando aún una planta más, el nuevo San Carlos de Apoquindo empieza a tomar formas definitivas, con las vigas de madera que aportarán no sólo calidez o detalles estéticos, sino también una construcción más eficiente y sustentable.

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