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Una clasificación que se mira de reojo y cambia muy poco los planes

Tanto Católica como la “U” aspiran a llegar a la Copa Sudamericana, aunque no altera la proyección 2024. Al asegurar apenas un partido en la cita continental, se suma sólo un cuarto de millón de dólares.

Israel Poblete y Cristián Cuevas / AgenciaUno
Israel Poblete y Cristián Cuevas / AgenciaUno

Si bien la mayor atención para la última fecha del Campeonato Nacional estará puesta en lo que ocurra mañana, cuando se defina el título, y también hay suspenso respecto del descenso, los duelos del sábado asoman como definitorios para quienes participen en las copas internacionales. Dos de los equipos involucrados en estas últimas son las universidades, tanto de Chile como Católica, que buscan colarse en el último cupo para la Sudamericana.

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Sin embargo, pese a que se le adjudica gran relevancia a la clasificación, desde las administraciones de ambos involucrados le restan importancia a lograr el pase para el torneo subcontinental, donde también Unión La Calera puede conseguir ese boleto.

Si bien tanto en el Centro Deportivo Azul como en San Carlos de Apoquindo preferirían lograr el puesto para la Sudamericana, en ambos lugares desdramatizan la eventualidad de quedarse sin participación internacional. Básicamente, porque no altera mucho las planificaciones para el próximo año.

Las razones son simples.

Presupuestos

El último pasaje al torneo de la Conmebol implica que se asegura sólo un partido, de fase previa, para acceder a la etapa de grupos.

En ese escenario, por ese primer -y, eventualmente, único- cruce, contra un rival del medio local, con el que se logra pasar a la fase de zonas, la Conmebol sólo reparte poco menos de 500 mil dólares entre ambos protagonistas, destinando 225 mil de la moneda norteamericana al cuadro que hace de local (que suma la recaudación) y 250 mil para el visitante.

Para quienes elaboran los presupuestos, ni se piensa en los 900 mil dólares que se reparten a quienes logran clasificar a la ronda de grupos, ni los 100 mil que se suman por victoria conseguida en dicha instancia.

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Así que con un cuarto de millón de dólares en caja, no hay mucho dinero fresco como para sumar a la tesorería y que sirva para apostar por ir en busca de algún fichaje que, antes de clasificar a ese juego único, parecía inaccesible económicamente.

Refuerzos

Ir a la fase de grupos de la Copa Libertadores es un imán para atraer refuerzos. La posibilidad de lucir en un escaparate internacional abre el interés de algunos jugadores, nacionales y extranjeros, que ven en la competencia una forma de proyectar sus carreras a mercados más competitivos o mejor pagados.

La Sudamericana también tiene ese atractivo, pero en una medida mucho menor: es de menor renombre y tradición, y con menos repercusión en otras latitudes.

Pero aún con ese espectro más limitado de atractivo, estar en la fase de grupos del segundo torneo continental puede suponer un arma de seducción para atraer talentos.

Sin embargo, jugar sólo la fase previa, de nuevo con el riesgo de que sea debut y despedida, limita el influjo que puede tener para atraer a algún jugador que quisiera estar en la competencia.

Y en el caso de la “U”, ante la inminente partida de Mauricio Pellegrino, también aplica como un gancho muy menor a la hora de buscar entrenador.

Planificación

Tal como ocurre con los presupuestos, el hecho de tener asegurado sólo un partido en caso de acceder a la fase previa de la Sudamericana tampoco alterada mayormente la planificación. De hecho, se toma como lección lo ocurrido a la UC en la temporada que concluye, cuando el pasado 7 de marzo, Audax Italiano dejó apeados a los “cruzados” en dicha instancia, con un plantel armado por Ariel Holan con la aspiración de seguir en carrera. Así, si bien se piensa en una eventual clasificación, se piensa como un plan B, delineando todo como si se tratara de un “feliz problema”.

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