Al comenzar la temporada 2021, Universidad de Chile dejó ir a Jean Beausejour. La apuesta dirigencial estudiantil era aliviar la carga financiera, forzando sobre la marcha un recambio generacional en el lateral izquierdo, confiando la banda que ocupaba el mundialista a un formado en casa. Con apenas 17 años, Marcelo Morales asumía una responsabilidad importante, siendo estable en el puesto en un par de campañas que terminarían con los “azules” salvando de milagro del descenso. Aún así, el “Chelo” se fue adueñando de a poco del puesto, aunque sin convencer demasiado: se ganó la titularidad forzado por las circunstancias, estando aún un poco “verde” para tales responsabilidades, más con la sobra del anterior fijo en ese lugar. Sin embargo, era uno de los prospectos más llamativos de las inferiores, sobre todo cuando se trataba de atacar.
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“Es de esos jugadores picantes, que le gustan a todo el mundo: encarador, gambeteador, hábil y rápido. Bien podría ser mediocampista de salida o extremo”, repasaba Hernán Caputto, por esos años jefe técnico de las inferiores “laicas”, devenido en entrenador del plantel de honor cuando Morales empezó a ser un estable en la oncena estelar.
Sin embargo, afianzarse como titular en el primer equipo no resultó fácil. Esa facilidad para mandarse en la ofensiva le jugaba en contra, ya que se asumía que defendía poco y mal. De hecho, con el paso de los partidos, José Castro, otro canterano, pero un par de años mayor, empezó a disputarle el puesto. Y, la temporada pasada, con Mauricio Pellegrino en la banca, “Pepe” se hizo cargo de la franja izquierda a comienzos del año pasado, pero a poco de comenzar marzo, la compleja lesión del lateral le devolvió la responsabilidad a Morales.
Desde entonces, y más allá de la carencia de mayores o mejores alternativas en el puesto, el “Chelo” se consolidó.
Ayudado por la experiencia de Pellegrino como zaguero en su época de jugador, Morales empezó a pulir sus habilidades defensivas y, sistemáticamente, mejoró y se fue convirtiendo en un lateral sólido y consistente. Nunca era la figura, pero estaba lejos de ser el de peor rendimiento en cada partido. Terminó la campaña al alza y fue convocado para el Preolímpico. Sin embargo, el técnico de esa Sub 23, Nicolás Córdova, lo dejó fuera de la nómina definitiva para el torneo, considerando que el zurdo estaba fuera de forma física.
Finalmente, no haber sido parte de la comitiva que fracasó en Venezuela buscando los pasajes para París 2024 parece haberle jugado a favor al carrilero zurdo.
Primero, porque hizo toda la pretemporada. Segundo, porque en ese período se empató de la filosofía del nuevo técnico “azul”. Y tercero, porque parece haber acumulado ganas de una revancha.
Haciendo gala de las características que lo pintaban como un gran prospecto de la cantera “laica”, Morales se ha convertido en una de las piezas fundamentales del entramado de Gustavo Álvarez, donde las bandas han sido fundamentales para estar entreverados en lo alto de la tabla. Y el punto cúlmine para el “Chelo” llegó en la goleada a Cobreloa, donde no sólo aportó la asistencia para cerrar el marcador, sino que desniveló el duelo con su primer tanto en el Campeonato Nacional, ya que antes sólo había marcado en la goleada 10-0 sobre Chimbarongo en la Copa Chile, el año pasado.
Con el actual técnico de la “U”, Morales parece haber encontrado el escenario ideal para explotar todo su talento y en una dimensión total, favorecido por la versatilidad que ha adquirido y la vocación ofensiva que muestra el cuadro “laico”. Si hasta la campaña anterior venía en ascenso, con sólo 20 años, ya suma tres temporadas de experiencia y un aprendizaje que ha sido duro pero bien asimilado, sumando a la regularidad exhibida el año pasado, un rendimiento más alto, que lo tienen convertido en una de las figuras del equipo de Álvarez.