Indolencia, malas prácticas y maltrato denunciaron los padres de niños que entrenaban fútbol en el club de la Universidad de Chile. Producto de esta experiencia, los menores terminaron retirándose y con una aversión al equipo al cual una vez fueron fanáticos.
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Esto llegó a las denuncias de Radio Biobío, en donde lograron recopilar tres testimonios de menores que fueron víctima de los maltratos del entrenador que fue identificado como Roberto Arias, quien terminó saliendo de su posición.
Un niño de 9 años que siempre fue fanático de la Chile terminó logrando entrar al equipo formativo con la intención de ser arquero. Sin embargo, con el correr de las semanas su madre comenzó a notar un cambio de actitud en el pequeño, quien comenzó a ser más temeroso, dudaba de sus habilidades e inventaba malestares para faltar a las prácticas.
¿El motivo? El trato que le daba el entrenador de arqueros, Roberto Arias. “Me sacaron a mi hijo del entrenamiento como una excusa, desde el minuto en que nosotros denunciamos el hecho de este maltrato que había por parte de este profesor, de que le gritaba, de que le decía que era tonto, estúpido, ridículo, hueón, también un garabato“, señaló la madre del niño al medio citado, y agregó que su pequeño fue humillado y ridiculizado.
El 12 de julio fue su último entrenamiento en la Universidad de Chile, y el pequeño no quiere saber nada más del club del cual fue fanático. Su testimonio habría sido fundamental en la salida de Arias.
El testimonio de otros dos menores
Otro pequeño que ingresó al club tras una prueba masiva con el sueño de jugar fútbol. A pesar de que el entrenador lo invitaba a jugar con él, se excusaba con que no podía al decirles que se le olvidó o iba manejando. Cuando lo veía entrenar con otra profesora, le decía “¿y tú, qué haces acá?” y lo terminaba echando. Además, la familia acusó que no lo dejaba entrenar o le decía: “ridículo”, “chicos, vámonos, que por culpa de él perdimos 1-0″.
Con el fin de no abandonar, él quería seguir yendo, pero su actitud comenzó a cambiar, sus notas decayeron y su ánimo cambió. Roberto Farias nuevamente fue el gatillante de esto, y el niño terminó saliendo del club.
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Un tercer padre se dio cuenta que la actitud de su hijo que jugaba en el club comenzó a cambiar, incluso el menor le comentó que Roberto lo trataba mal a él y a otros de sus compañeros, los retaba e incluso los insultaba. “No quiero seguir yendo a La U, yo quiero pasarlo bien y no lo estoy pasando bien”, le terminó diciendo a su padre, y el pequeño al poco tiempo se retiró.
Ahora los tres niños juegan en otros clubes, y ninguno de ellos quiere saber más sobre la Universidad de Chile.
La respuesta del profesor y el club
El profesor acusado Roberto Arias le envió una respuesta al medio citado, en donde señaló que “no tengo información respecto a lo que me comenta. Adicionalmente, me permito señalar que trabajo con niños y jamás he tenido un problema de esta índole. Por favor, si cuenta con pruebas o antecedentes que pueda facilitarme, se lo agradeceré”.
“Quiero aclarar que atiendo a niños en formación de alto rendimiento y jamás he ofendido a nadie con insultos, menos aún a menores de edad. Entiendo que, en ocasiones, los padres no comparten las decisiones que se deben tomar cuando un niño baja su rendimiento y es necesario considerar su desvinculación (...) Reconozco que soy estricto en la disciplina deportiva, pero jamás insultaría ni maltrataría a un niño”.
Por su parte, la Universidad de Chile también alzó la voz tras este incidente, y apuntó que Arias no trabaja allí desde mayo del presente año. “El protocolo fue activado, como corresponde, una vez efectuada la denuncia formal, semanas atrás, y se activó dentro del plazo de ejecución de 30 días”.
“En este contexto, se han llevado a cabo las entrevistas y acciones correspondientes a efectos de dilucidar si era posible corroborar los hechos denunciados y la situación de otros apoderados que tendrían una posición distinta. Dicho proceso culminó y se adoptarán las comunicaciones que correspondan a las entidades a cargo, así como también se dio noticia de ello a la familia denunciante”.
La respuesta no dejó conforme a las familias debido a que nunca le prestó ayuda psicológica a los niños, a pesar de contar con aquello. Ni tampoco se activaron los protocolos correspondientes cuando tenían antecedentes de los hechos.