La tarde de este domingo fue de felicidad en el Estadio Monumental. Colo-Colo consiguió una de sus victorias más contundentes del año, derrotando 4-1 a Unión La Calera, mostrando un juego colectivo sólido y dominio en la mitad de la cancha. Sin embargo, más allá del triunfo, uno de los focos de atención fue la figura del volante Arturo Vidal, quien esta vez se ubicó en el banco de suplentes.
El cuerpo técnico decidió iniciar el duelo con otros volantes —Vicente Pizarro, Tomás Alarcón y Víctor Felipe Méndez— lo que automáticamente relega al histórico “King” Vidal a un rol secundario.
Lo que llamo aún más la atención fueron sus gestos durante el primer tiempo, en los que se le vio tomando posiciones casi de segundo entrenador: mientras los suplentes calentaban, Vidal permanecía algo distante, observando y hasta dando instrucciones desde el borde del campo.
Llegado el minuto final de la primera fracción, un intercambio verbal desde la banca provocó un gesto claro de desaprobación por parte de Vidal: levantó la mano derecha a la altura de la cabeza con una expresión que fue interpretada como despectiva.
Luego del descanso, volvió a sumarse al grupo de suplentes para trabajar, ingresó en el segundo tiempo en reemplazo de Alarcón y fue bien recibido por la hinchada, sin embargo, su ingreso derivó en una tarjeta amarilla que le impedirá jugar el próximo partido.
Incendiarias declaraciones de Vidal
En la conferencia de prensa posterior, Vidal abordó con franqueza su condición física y su suplencia: “Vengo de una lesión, no es que fui suplente porque haya alguien mejor que yo. Físicamente sí hay compañeros mejores que yo, porque hace cuatro semanas que no juego, solo he entrenado, entonces es difícil meterse ya faltando tan poco para que termine el campeonato, pero lo tomo con tranquilidad”.
También añadió: “Yo estoy preparado para lo que venga, si tengo que ayudar al equipo desde afuera, lo voy a hacer, pero siempre me he tenido mucha confianza, y si estoy bien físicamente, no hay ninguno que se pueda igualar a mí”.
Estas declaraciones y actitudes del ex Barcelona y Bayern Munich han encendido la discusión sobre su rol dentro del equipo y sobre la gestión técnica en torno a un jugador referente que ahora debe replantearse su aporte. Además, el hecho de recibir tarjeta amarilla y quedar suspendido para el siguiente partida amplifica el debate.