En medio de su intensa agenda tras anunciar su retiro del fútbol profesional, Claudio Bravo continúa recorriendo distintas regiones del país realizando clínicas deportivas destinadas a jóvenes arqueros que sueñan con seguir sus pasos. En una de estas jornadas, el histórico excapitán de La Roja se tomó unos minutos para referirse a una figura clave en sus inicios: el exentrenador Nelson Acosta, quien atraviesa un delicado estado de salud.
El exportero conversó con T13 luego de conocerse que el pasado viernes el exestratega de la selección chilena ingresó de urgencia a la Clínica Isamédica de Rancagua. Profundamente conmovido por la noticia, Bravo recordó el impacto que Acosta tuvo en su carrera, especialmente cuando dio sus primeros pasos en la selección adulta.
“Yo solamente tengo palabras de agradecimiento a su persona, fue de las primeras personas que confió en mí, tanto a nivel personal como a nivel profesional dentro del fútbol. Me dio un espaldarazo gigante cuando fueron mis inicios dentro de la selección”, señaló de forma exclusiva a los micrófonos del 13.
Nelson Acosta, recordado por liderar a Chile en la Copa del Mundo de Francia 1998 y por la histórica medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, ha sido mencionado en las últimas semanas debido al deterioro de su salud. Durante la previa del duelo conmemorativo por la hazaña de Sídney, el pasado 22 de noviembre, su exayudante técnico Héctor Pinto adelantó que “él está delicadito de salud”, encendiendo las alarmas en el mundo futbolístico.
Damián Acosta, hijo del entrenador, también entregó antecedentes sobre el presente del uruguayo nacionalizado chileno de 81 años, quien desde 2017 enfrenta un diagnóstico de Alzheimer que ha ido avanzando progresivamente.
Más allá de su legado en La Roja, Acosta dejó una huella profunda en el fútbol chileno. Fue bicampeón de Copa Chile con Unión Española (1992-1993), levantó dos títulos de Primera División con Cobreloa (Apertura 2003 y Clausura 2004) y consiguió el histórico último campeonato de Everton en el Apertura 2008.
El recuerdo emocionado de Bravo refleja el respeto y la admiración que gran parte del fútbol chileno mantiene por Acosta, un entrenador que marcó generaciones y cuya figura sigue siendo fundamental en la historia deportiva del país.

