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A días de su cumpleaños número 50, Karen Doggenweiler llega con su amplia sonrisa por delante. “Ya no se ven revistas como ésta”, dice sorprendida, aludiendo a otros medios impresos en cuyas páginas protagonizó portadas y entrevistas, pero que ya no están.
La comunicadora, que comenzó una carrera en televisión en los 90, hizo la práctica en el departamento de prensa de TVN y, con los años, se convirtió en una de las figuras más queridas por los televidentes. Su tono de voz y desplante están en la retina del público, por su paso por Buenos días a todos, programas deportivos, realities, como Dancing with the stars, Pelotón, y docurrealities, como Mamá a los 15. También, por la dupla histórica que protagonizó junto al fallecido conductor, Felipe Camiroaga, en Pase lo que pase. Por ése reconocido programa misceláneo, obtuvo premios como el Apes y TV Grama, en una época en que esperar la teleserie, mientras se tomaba once, era el panorama de muchos y muchas, al salir de clases o del trabajo.
La conductora de radio y televisión, Reina Guachaca, ganadora de dos Copihue de oro, entre otros reconocimientos, también lleva varios años desenvolviéndose como presentadora en certámenes como el Festival del Huaso de Olmué y el Festival de Talca, en el verano de 2019.
Si la llevamos a un plano más personal, es madre de Manuela y Fernanda, esposa desde hace 15 años del dos veces candidato a la presidencia Marco Enríquez-Ominami y, juntos, tienen tres perritos. Karen sonríe bastante y se muestra tal y como se ve en pantalla. “A Marco le preguntan si yo soy así siempre y él dice ‘sí, es increíble, llevamos 16 años juntos y ella se despierta cantando’”, cuenta.
En pocos días festejará su cumpleaños y quiere hacer algo en grande, pero rodeada de sus más cercanos. En los próximos 10 años, se ve a sí misma en los medios de comunicación, como presentadora de festivales, o conduciendo docurrealities, formato que le agrada más, por el contacto directo con las personas.
La experiencia de los años
Cuando empezaste tu carrera, ¿te imaginaste que llegarías a este punto?
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En cada programa que he participado, siempre lo he hecho con las ganas de que le vaya bien; también, con una mirada súper colaborativa, de proyecto y de equipo. Por ejemplo, en el noticiero, no buscaba hacerme conocida. Si le iba bien, le iba bien al programa, al canal. No soy ese tipo de persona que busca hacerse conocida.
¿Cómo enfrentas los fracasos?
Creo que una es lo que es, gracias a que te caíste y te pudiste levantar. Me ha pasado después de algún proyecto, haber dicho: “No debí haberlo hecho”. Pero siempre hay un equipo detrás, hubo dedicación, tiempo y, a veces, las cosas no funcionan por distintos factores. También creo que hay que hacerle caso a la intuición, ese bichito interior. De pronto, hay que escucharse más.
¿Lo dices por algún programa en específico?
Sí, por ejemplo, con Familias en jaque. Me pidieron que lo hiciera, pero tenía mis reparos.
¿Sientes que con el tiempo ha ido cambiando el cariño de la gente?
Han sido tantas horas en vivo que creo que hay que detenerse un segundo a agradecer ese cariño y que te valoren sin estar con un programa diario. Que te recuerden, para mí es increíble. Es algo que traspasa generaciones, no sólo me ve la gente mayor, también los más jóvenes. Me miran distintos públicos por distintas cosas: alguno vio el matinal, otros eran estudiantes y veían el Pase lo que pase. Llegaban en las tardes a tomar once, comer pan con palta y leche con plátano, porque era un programa para la familia. Con Mamá a los 15, hay capítulos que tienen millones de visitas, y me llegan comentarios de Argentina o Perú. La gente se conecta con una.
¿Cambió eso cuando apoyaste a Marco en sus candidaturas?
Los chilenos, y principalmente las mujeres chilenas, valoran mucho que una se la juegue por lo que cree. Valoran que una sea valiente y que no tome una calculadora y vea qué le conviene más. Me he dado cuenta de eso, lo recojo de mis conversaciones en la calle. También me parece que la gente valoró que lo hiciera por Marco, cambiando el paradigma de “detrás de un hombre hay una gran mujer”, porque al lado de un hombre hay una gran mujer.
Ahora también estás de vuelta en la radio. ¿Cómo ha sido este año en radio Candela?
Genial. Estoy con Daniel Valenzuela y sentimos que es una nueva Candela. Estamos haciendo cosas con un equipo dirigido por Jorge Méndez. Tenía ganas de hacer algo diario y la radio es un medio fantástico para conectarse con la gente. Lo paso súper bien, ha sido divertido, me río mucho.
¿Qué te parece el boom de las radios digitales y los podcast?
Me parece súper bien. La misma Candela tiene una aplicación para que los auditores nos escuchen cuando quieran. Está en sintonía con la idea de consumir contenido a la carta, u on demand, y tienes la posibilidad de elegir. Creo que es algo que los niños de ahora tienen muy interiorizado y a nosotros nos ha llegado de golpe. En cualquier medio que una esté, hay que aprovecharlo para hablar.
“Soy en esencia feliz”
¿Cómo te cuidas?
No tomo, no fumo, tampoco me maquillo a diario. Tengo un estilo de vida súper sano y más bien fome la verdad.
Pero eres tan alegre. ¿Siempre eres así?
Soy muy alegre. Típico que está la fantasía de que la gente en la tele es de una manera y en la casa es de otra. A Marco le preguntan si yo soy así siempre y él dice ‘sí, es increíble, llevamos 16 años juntos y ella se despierta cantando’. Soy en esencia feliz y me he dado cuenta de que es un buen atributo llegar a tu trabajo y ser la persona alegre, tener siempre una sonrisa. Es algo que se valora.
Se te ve muy cercana a tus hijas. ¿Cómo es su relación?
La Fernanda, mi hija mayor, que tiene 23, ya vive sola. Se cambió este año, y coincidió con que toda la familia se cambió de casa también, así que fue natural, no tuve que ver su pieza vacía. Estoy orgullosa de ella, ahora trabaja en una fundación. Mi otra hija, Manuela, tiene 14 y le va súper bien en el colegio, es muy autoexigente. Nosotros con Marco no somos así, entonces trato de relajarla un poco más, porque la vida es larga.
¿Qué has intentado transmitirles a lo largo de los años?
Quiero que sean libres, felices, las apoyo en todo. Hoy se escucha mucho hablar de feminismo, pero con mi hermana tuvimos la suerte de tener un papá que no fue machista con nosotras, nos dejó crecer. Era generoso, divertido, nos permitió viajar, era súper amigo nuestro y yo intento transmitir eso también a mis hijas. Tengo la suerte de que Marco es un compañero con quien compartimos roles, que viaja harto, pero que es muy presente y lo pasamos muy bien como familia.
¿Cómo fue para ti, en algún momento, ser madre soltera de tu hija mayor?
Sí, estuve viviendo con mis papás en esa época y creo que ella ha crecido rodeada de mucho cariño. En ese tiempo, empecé a trabajar de nuevo, porque lo dejé cuando me separé, pero, al retomarlo, estuve igual que cualquier mamá que tiene una guagua. No tenía los pies muy bien puestos en la Tierra, pero así es la vida. De repente tocan papás que se separan.
¿Qué cambió cuando llegó Marco a sus vidas?
Una siempre dice “ay, no me quiero volver a casar”, o “ay, no quiero volver a tener hijos”, y de repente llega una persona a tu vida con quien sí quieres casarte, con quien sí quieres volver a tener hijos. Llegó Marco, a la Fernanda le fascinó y lo difícil fue que esa persona pasa de ser el pololo entretenido, al papá que cría y pone límites. Hacer todo lo que hace una familia a diario, la convivencia no es fácil, pero hemos sido súper felices y hemos hecho crecer nuestro núcleo con la misma ilusión de todo el mundo.
Tras 16 años con Marco, ¿cómo condimentan su relación?
Cuando era chica decía “uy, que no se me vaya a pasar el amor de mi vida”. Después, cuando te casas, piensas “ojalá que este minuto dure”, y te prometo que ha sido un tiempo entretenido, con altos y bajos, pero principalmente apasionante y de una consolidación muy grande. Me encanta Marco, me gusta su olor, lo de los viajes también le pone un ingrediente extra, porque me encanta que lo reconozcan y lo valoren, es muy seductor. Tiene un encanto que me fascina.
Tu hija mayor también ha incursionado en política. ¿Fue algo que trataste de inculcarle? ¿La influenció Marco?
Sí, pero también por mi mamá, por mí, por muchas razones la Fernanda ha tenido esa inquietud. Creo que fue súper lindo que ella explorara la política universitaria, pero no sé si le gustó mucho. Es una joven súper sensible, comprometida, brillante, le emociona lo que pasa en su entorno y su aporte va a llegar por otro lugar. No sé si en una carrera política.
¿Cómo se conversan los temas contigentes o polémicos en tu casa?
Es muy entretenido, hablamos de todo como cualquier familia. Sin duda, están presentes las cosas que más nos gustan, las noticias, el cine, los documentales, la televisión, la radio. Hay libertad absoluta para que todos expresen lo que sienten y lo que creen. Por supuesto, hay ocasiones en que no estamos de acuerdo, pero creo que es lo más bonito de tener una familia tan apasionada como la nuestra.
¿Sentiste una dicotomía por ser periodista y, al mismo tiempo, esposa de un personaje político?
Cuando acompañé a Marco en su carrera, pedí permiso sin goce de sueldo, siempre con la esperanza de haber ganado. Lo hice con toda la entrega, el cariño, con mis ideas también, con lo que vi por mi trabajo, con comprometerse con la gente.
¿Cómo lo vivieron a nivel familiar?
Fue un compromiso familiar, nuestras hijas así lo entendieron y a ellas les ha tocado vivirlo y verlo de cerca. Se fueron adaptando, pero fue bien natural también, igual que otras familias que tienen que realizar una actividad juntos, o un cambio importante. No me lo imagino distinto a una familia donde alguien es doctor y tiene que irse a otra ciudad. Entre nosotros, si hay que tomar decisiones en conjunto, todos somos escuchados.
¿Pensaste en incursionar en política?
Nunca vi como opción postular a un cargo de elección popular, pero creo que lo hubiera hecho estupendo como primera dama (ríe).
“Tengo muchos motivos por los que celebrar”
Estás por cumplir 50 años, ¿tienes algo planificado?
Quiero celebrar en grande. No hago muchas fiestas, desde chica que me angustiaba. Recuerdo que en mis cumpleaños me metía debajo de la cama, porque decía “¿irán a venir o no irán a venir?”. Me da cosa que quede gente fuera, pero no se puede invitar a todo el mundo. Quiero hacer algo en mi casa, con mis amigas y amigos, gente a la que quiero, a la que le agradezco.
¿Cómo llegas a esta edad?
Me impresiona, me encanta al mismo tiempo. Me pilla contenta, plena, súper realizada, sana. Tengo muchos motivos por los que celebrar.
¿Has reflexionado en cómo ha sido tu vida?
Lo hago siempre, no sólo en los cumpleaños, pero hay épocas en las que pienso más, a fin de año, por ejemplo. Ahora que se acerca la fecha, hago proyecciones y balances, pienso que, sin duda, mi vida ha sido súper positiva, no sólo por la tele o por mi carrera, sino por la familia que tengo. Bendito el día en que conocí a Marco, mis hijas son geniales, amo a mi familia.
¿Te parece que es difícil para las mujeres mayores mantenerse en televisión?
Mujeres grandes, como dicen los argentinos (ríe). Ésta es una frase muy dicha, pero la tele es súper machista. Chile sigue siéndolo, a pesar de haber tenido una presidenta, y el mundo entero lo es también todavía. He tenido la suerte de estar en el lugar donde quiero estar y creo que acá hay mujeres que son valoradas pese a su edad, como la Kathy Salosny y Carmen Gloria Arroyo. El oficio y la trayectoria son importantes.
¿Qué tienes pendiente por explorar en los medios?
Siempre tengo inquietud de hacer cosas nuevas, programas entretenidos, otros formatos, sola, acompañada, me gusta trabajar en equipo. Me encantan los docurreality y la telerrealidad.
¿Cómo te ves en 10 años?
Sana, rodeada de cariño, todavía vigente (sonríe).
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