Este jueves llega la tercera y última temporada de “Luis Miguel, la serie”, el hit de Netflix que se pasea por la compleja vida del cantante interpretado en su juventud y adultez por Diego Boneta. Este final viene cargado de drama por temas personales y profesionales no resueltos, y romance, con la llegada de Mariah Carey, por ejemplo. Y, claro, más excesos.
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Tanto así, que se le muestra cómo en 2017 y al borde de la quiebra, el Sol de México se suma justamente a esta serie por la cual ha ganado millones de dólares en regalías.
Esto es algo que hace de la mano de Miguel Alemán, su “tocayo” y eterno amigo que en la vida real es productor ejecutivo del proyecto y en la ficción es interpretado por el actor y cantante Carlos Ponce (quien de entrada dice cuánto extraña Chile). “Es el mejor amigo, desde muy pequeños se apoyaron y se sacaron de apuros”, dice y explica que Luis Miguel de 2017 era una persona que asumía que podía gastar lo que quisiera sin tener mayor orden. “Desafortunadamente cae en un problema feo y viene Miguel con la propuesta de ‘hagamos una serie de tu vida’. Ya existen biografías no autorizadas, ¿por qué no tomamos el control de la narrativa y lucramos nosotros en vez de dejar que otra gente hable sobre ti?”.
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Frente a la opción de ruina financiera e incluso cárcel, Luis Miguel toma el consejo. Como parte de este equipo está Humberto Garduño, el ficticio abogado de Luis Miguel en esta última etapa que es interpretado por Plutarco Haza. “Soy parte de este dream team que arma Miguel Alemán en esta última etapa para poder salvarlo de este borde de la barranca en el cual está a punto de caer”.
Sobre este complejo período para el cantante, donde se muestran hechos recientes en que no queda muy bien parado por líos legales y su errático comportamiento sobre y bajo el escenario, Ponce recuerda: “Está contada desde el punto de vista del cantante. Me imagino que también hay otras narrativas y no todos van a estar de acuerdo en cómo se está contando la historia”.
Por su parte, Haza comenta que la memoria nunca es fotográfica, sino emocional y eso define el modo en que se presenta lo ocurrido. “Eso a fin de cuentas hace que te puedas meter en esta historia y puedas ponerte en sus zapatos más allá de si pasó exactamente así o no llevaba esos zapatos o esa corbata. A mí como espectador es lo que menos me importa. Me importa que me esté transmitiendo este Luis Miguel de Diego Boneta”.
En este punto, Ponce comenta sobre conversaciones que tuvo con el protagonista. “Diego me comentó que hay partes textuales, porque Luis Miguel tiene una fanaticada muy grande y de muchos años. Hay conferencias y entrevistas que sí están documentadas que él tiene que repetir en esta serie a las cuales les presta mucha atención, en gesticulación, por ejemplo. Pero no puede hacer eso con el personaje todo el tiempo. Debes tener licencia interpretativa, decir ‘bueno, lo voy a contar, pero ahora lo voy a contar a mi propia manera’”.
Tras eso, Ponce cuando que por su propia carrera le tocó conocer a muchos de los personajes que aparecen en la serie de Netflix. “Cuando pasé por Viña y el Gran Rex en Argentina conocí a muchos de estos personajes. Mientras iba leyendo, aunque hay apellidos o nombres cambiados, me di cuenta ‘wow yo sé quién puede ser’. Y algunos sí están con sus nombres. Compartimos estudios, compartimos managers”.