El comediante Iván Arenas se sumó a los cuestionamientos que recibieron los Locos del Humor por su polémica rutina de humor realizada en el festival de Río Bueno.
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Entrevistado en el programa Hola Chile de La Red, el hombre conocido por su histórico personaje del Profesor Rossa, apuntó a que la rutina de los humoristas no dio el ancho al abordar temáticas que estos años ya no son motivo de burlas, como la violencia de género, estigmatización de las minorías sexuales o burlas hacia las mujeres.
Perdónenme, y aquí me voy a echar gente encima, pero todo depende de quién lo cuente, dónde lo cuente y cómo lo cuente, la forma es muy importante.
— Iván Arenas
“Uno no quiere que ocurran estas cosas, bueno, se sobrepasaron”, señaló Arenas, quien si bien no quiso dar un juicio lapidario contra los humoristas, sí reconoció que la rutina estuvo muy alejada de lo que hoy en día se pide al humor.
Fuera de contexto
“Todas las cosas pueden parecer interpretativas, dependiendo de quién lo haga y el receptor también. El humor ha estado toda la vida, y ahora tenemos que ver qué humor se ve hoy en día (...) hace 20 años atrás hablabas del ‘pelao’, el ‘tuerto’, el ‘cojo’, era normal decirlo y todos se reían, pero esto evoluciona”, reflexionó el humorista, quien expuso que más allá del contenido del show de los Locos del Humor, su rutina abre la discusión respecto de lo que se dice, cómo se dice y quién lo dice.
“Perdónenme, y aquí me voy a echar gente encima, pero todo depende de quién lo cuente, dónde lo cuente y cómo lo cuente, la forma es muy importante”, aseguró.
“No estoy defendiendo a nadie, y ni tampoco ataco, pero si analizamos una palabra, ‘huevón’, antiguamente era un alegato y era considerado grosero, hoy está en la RAE y le da una traducción como amigo”, prosiguió.
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Con todo, no perdió la oportunidad para afirmar que la rutina estuvo muy lejos de ser la que el público de Río Bueno requería, aunque eso debió haberse previsto antes, cuando se tomó la decisión de contratarlos.
“Los límites, y no tan solo en el humor, en la ética, moral, profesionalismo, lo coloca uno. No me la voy a sacar con ‘a mí me contrataron, no me dijeron nada’, uno pone los límites (...) analizamos una rutina, en la que no estamos de acuerdo, y en donde el límite se lo pusieron ellos, el criterio y la ética, es de ellos. Ahí está el error. Estamos todos de acuerdo en que no se puede hacer una rutina así, porque vuelvo a insistir, el error es de ellos”, finalizó.