Encabezando exitosos melodramas como Gata salvaje, Pasión de gavilanes o El cuerpo del deseo, Mario Cimarro se consolidó como uno de los galanes de telenovelas más famosos.
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No obstante, antes de alcanzar el reconocimiento del que goza hoy, el actor fue un aspirante como muchos que tuvo que construir su carrera desde abajo interpretando pequeños roles.
Su debut en la televisión fue con una participación en el teledrama mexicano Acapulco, cuerpo y alma en 1995. A partir de entonces, fue ligando un papel tras otro hasta su primer protagónico.
El look de Mario Cimarro en su primera telenovela como protagonista
Tras encarnar varios roles secundarios, Mario Cimarro debutó como protagonista en La mujer de mi vida, una telenovela estadounidense-venezolana que encabezó con la actriz Natalia Streignard en 1998.
Con alrededor de 27 años, el actor se destacó en esta producción conjunta de Venevisión, Univisión y Fonovideo demostrando su gran talento en la piel de Antonio Adolfo Thompson.
El melodrama narraba la historia de la dulce y hermosa Barbarita Ruiz, una asistente de costura que tras una serie de eventos comienza una relación con el acaudalado Valentino Thompson.
El soltero, tramposo y mujeriego millonario inicialmente solo quiere enamorar a la sencilla jovencita para satisfacer su ego sumándola a su larga lista de conquistas.
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No obstante, se enamora genuinamente de ella y se casan pese al disgusto de la madre del donjuán, la viuda Ricarda Thompson. Desgraciadamente, su amor dura poco.
Y es que, durante su noche de bodas, tienen un accidente en donde él fallece y ella sale ilesa. Convencida de que la tragedia es culpa de Bárbara, Ricarda decide fraguar un plan en venganza.
Con este fin, convence a su hijo menor, Antonio Adolfo, de seducir y enamorar a Barbarita para luego humillarla y abandonarla. El joven sigue el plan de su madre cabalmente.
Sin embargo, en el transcurso, la bondad, dulzura y hermosura de la protagonista despiertan el amor dentro del corazón de Antonio, tal como ocurrió con su hermano.
Así es que Thompson decide desafiar a su progenitora y une su vida en matrimonio con Bárbara. Empero, su amor tampoco estará libre de obstáculos.
En su caso, no será el odio ni el dolor de Ricarda el que amenace separarlos sino el mismísimo Valentino, quien fingió su muerte y regresa a recuperar el amor de su esposa.
Los protagonistas se enamoraron también en la vida real
Al igual que sus personajes, Mario Cimarro y Natalia Streignard se enamoraron durante el rodaje de la novela y caminaron al altar justo tras finalizar las grabaciones en junio de 1999.
De acuerdo a Diez Minutos, al cubano le atrajo la española-venezolana desde el momento en el que le enseñaron su foto, pero decidió conservar la distancia.
“Me dije: ‘Si la lastimas, el trabajo puede ser un infierno’. Así que decidí portarme bien”, aseguró en una entrevista, según recogió la revista española.
No obstante, el primer día de filmación, el actor no se resistió e invitó a cenar a su coprotagonista. “Es que la tenía metida en las entrañas”, argumentó.
Por otro lado, Natalia confesó: “Acepté porque creía que debía conocer a mi compañero y me gustó. Mes y medio después me fui a mi país y me di cuenta de cuánto lo echaba de menos”.
“La factura de teléfono fue astronómica”, reconoció.
De igual forma, la actriz Lorena Meritano fue partícipe de esta historia de amor. La estrella, que dio vida a la villana Alexandra Montesinos en esta trama, alentó a Cimarro a conquistarla.
Como sabemos, al final el romance no fue tan idílico como el de sus personajes en La mujer de mi vida y se divorciaron en 2006 tras más de un lustro casados.
Por otro lado, gracias a esta novela, la carrera de Cimarro despuntó y comenzó a encadenar papeles protagónicos con los que se erigió como uno de los galanes más cotizados de los 2000.
Actualmente, el histrión de ahora 50 años roba corazones encarnando nuevamente a Juan Reyes en la segunda temporada de Pasión de gavilanes, ficción que se transmite en Estados Unidos por Telemundo.