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¿Por qué la gente siempre se repitió Betty la Fea a pesar de que hay otros programas buenos en Netflix?

Estas fueron las razones por las que la gente convirtió la plataforma en el tercer canal privado de Colombia.

Un gran impacto en redes sociales provocó el retiro de la teleserie "Yo soy Betty, la fea" desde la plataforma Netflix.
Un gran impacto en Twitter provocó el retiro de "Yo soy Betty, la fea" desde la plataforma de Netflix. Fuente: Instagram.

Betty la Fea se va de Netflix y mucha gente lo lamenta: no creen que valga la pena tener la plataforma (eso, a pesar de Stranger Things) , y en parte tienen razón, porque el programa estuvo de número uno siempre en Latinoamérica desde hace varios años. Y eso que la novela era de 1999.

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Entonces, ¿por qué a pesar de ser tan problemática para los ojos actuales, la telenovela ha sido un gran fenómeno de masas que ha hecho que prácticamente en Latinoamérica haya sido la reina indiscutible del top 10 a pesar de las grandes súper producciones de Netflix?

Hay varios motivos y estas son las razones por las que la gente siempre se repitió Betty la Fea a pesar de que hay otros programas buenos en Netflix:

1- La novela está perfectamente escrita

Es un clásico, producto de su época, eso hace que no le quitemos los aspectos problemáticos. Pero que sea un clásico implica que sus diálogos y sus situaciones sean perfectas por estar tan excelentemente escritas.

Los diálogos entre Armando y Mario son de un humor negro brillante (al más puro estilo bogotano de clase alta), y de un ingenio apabullante, por ejemplo. La protagonista, Betty, no es una boba, para nada. Incluso sus comebacks hacia Patricia hacían honor a esa inteligencia de la que hacía gala. Y pues los diálogos oficiniles en el ambiente de Ecomoda, también eran realistas y coloquiales, y los punches de Hugo también eran malignamente deliciosos. Y eso hace que también sus diálogos sean ampliamente recordados y por supuesto, memeables.

2. Toma nota, Telemundo: la novela es auténtica, cosa que las tuyas jamás serán

No es blanqueada, ni estetizada, ni suavizada, porque Fernando Gaitán sabía cómo era el ambiente de las clases medias emergentes en Colombia de los años 80 y 90 y cómo las mujeres se integraban a esa fuerza laboral. Por eso sabía qué comían, cómo se vestían, cómo se comportaban y en Colombia, estos comportamientos siguen siendo iguales.

Por eso también sus personajes eran reales, no una caricatura, como solían ponerlos en la novela mexicana. Freddy era gracioso, sí, pero también un tipo con buen corazón y algo coqueto y cobarde. Armando era un depredador y abusador que se estrellaba contra el mundo y a pesar de que Daniel tenía razón en todo, su debilidad era no tener el carisma de su rival. Incluso Betty era un personaje gris, que cometió el error de meterse con su jefe comprometido y hacer todo por él, pero que al mismo tiempo aprende de sus errores.

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Claro, en Telemundo los personajes de todas estas novelas son personajes unidimensionales.

3. Factor nostalgia

Desde hace varios años en la moda y la cultura, así como en la sociedad, hemos visto una regresión a favorecer los productos culturales de “épocas mejores” para las generaciones más jóvenes. Así, productos como Friends, Sex and The City, Seinfeld o El príncipe del Rap han sido exitosos e incluso han hecho remakes y secuelas de algunos de ellos (más bien malos). Ahora bien, en tiempos de incertidumbre, acuciados en pandemia, mucha gente vio una forma de refugiarse en confinamiento con estos productos.

Es por eso que no es gratis que RCN haya repetido dos veces la novela antes y en el periodo de pandemia y que sí, en Netflix se haya mantenido como la más vista.

4. Es tan local, que es universal

Así quedemos boquiabiertos con Eleven, con las peleas de Carlos y Diana o con la gente de El Juego del Calamar, con Betty nos vamos a nuestra propia idiosincracia, que resulta también ser la latinoamericana : la novela el machismo, el aspectismo, el clasismo, que aún están tan presentes en todos nuestros países, y que a pesar de ser ya 2022, siguen presentes.

Y todo esto lo refleja Betty, que es a su vez una antiheroína poco convencional. Una que nos convence con su ternura, su inteligencia, y sobre todo, con su crecimiento genuino.

5. Como los canales privados son un asco con sus clásicos, la gente podía ver lo que quería cuando quería

Ahora usted puede ver Betty, si está en Colombia, acá. Pero con las plataformas la gente ya no se tiene que someter al irrespeto, caprichos y veleidades de las programadoras, que pasaron incompletas novelas, las cambiaron de horario, las quitaban de Youtube... sí, es contigo, RCN.

La gente tenía la oportunidad de ver Betty cuando quisiera, sin necesidad de sufrir por todo esto. Y al parecer los canales hasta ahora están entendiendo, luego de una década, esta dinámica. Eso sí, arruinando la experiencia de miles de personas que han tenido que ver su telenovela favorita en otras plataformas.

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