El 25 de octubre de 1999, la vida de Ana María Orozco cambió para siempre con el estreno de una telenovela grabada con poco presupuesto y en la que entonces nadie tenía fe: Yo soy Betty, la fea.
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Con ropa ancha y opaca, unas grandes gafas, brackets y un flequillo engominado, la actriz apareció por primera vez en la pantalla chica de su país transformada en Beatriz Pinzón Solano.
Tras ese lunes hace más de 20 años, no pasó nada para que el melodrama colombiano escrito por Fernando Gaitán se convirtiera en un auténtico fenómeno televisivo a nivel mundial.
Orozco, quien por entonces tenía alrededor de 25 años, ganó una fama inconcebible de manera repentina encarnando a la desaliñada economista que se enamora de su jefe en Ecomoda.
Mientras pasaba más de 17 horas durante casi toda la semana trabajando en los foros de RCN, la fama de la producción se acrecentaba a pasos descomunales al igual que su popularidad.
Y es que, con su impecable personificación, la estrella se robó el corazón de las audiencias en el mundo y se consagró tras años desempeñándose como actriz, pasión que heredó a su padre.
Desde entonces, han transcurrido más de dos décadas en las que mucho ha cambiado tanto en la vida personal como en profesional de la eterna protagonista de Betty, la fea.
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El cambio de Ana María Orozco después de protagonizar Yo soy Betty, la fea
Tras su extraordinaria actuación en la telenovela más exitosa de la historia, la premiada actriz por su actuación de Betty, la fea no se despidió inmediatamente de la piel de su personaje más famoso.
Y es que, después del desenlace en 2001 de la telenovela que la lanzó a la fama, volvió a encarnar a la hija de don Hermes Pinzón y doña Julia Solano en la poco exitosa secuela Ecomoda.
Después de este proyecto, muchos pensaron que seguiría imbatible cosechando éxitos en todo el mundo; sin embargo, Orozco se alejó de manera abrupta de la televisión.
Dicha decisión estuvo motivada en parte por lo abrumada que se vio por el boom de la novela, una etapa que no disfrutó por las extenuantes jornadas de trabajo, la presión mediática y la fama.
“Nunca nos imaginamos algo tan desbordado, tan exacerbado porque además dentro de la misma producción nadie estaba preparado (…), fue una cosa que nos sobrepasó a todos no solo a mí. Obviamente por ser Betty, la fea recibía más yo todo ese impacto”, reveló a Bravíssimo.
“Lastimosamente fue un poco negativo lo que se vivió afuera. Yo no podía recibir todo eso bien porque estaba trabajando, estresada y muerta de cansancio… Había unas exigencias que no podía cumplir, no podía responder y hubo mucha incomprensión en ese sentido”, agregó.
“Entonces, yo sí me agoté mucho de eso y era muy difícil no poder salir a la calle”, expresó. No obstante, el agobio que sintió fue solo durante el momento de mayor auge de la historia.
“Fue un gran aprendizaje, fue solo ese momento, ya uno después con el tiempo, con los años, ve las cosas desde otra perspectiva, todo decantó y queda lo mejor. Lo más bonito”, sostuvo la luminaria que está eternamente agradecida por haber dado vida a Beatriz Pinzón.
La evolución de Ana María Orozco en las pantallas luego de ser Betty, la fea
Alejada de la pantalla chica, la intérprete siguió actuando, pero en otros escenarios. En el teatro, por ejemplo, formó parte de Muelle Oeste, obra presentada en varios países en 2003.
Mientras, en la gran pantalla, actuó en la película colombiana independiente El colombian dream también en 2003. Al año siguiente, se radicó en Argentina por motivos personales y se dio un break.
En 2006, la actriz regresó al ruedo en la coproducción hispano-argentina El Ratón Pérez (2006). Asimismo, volvió a la actuación en la pequeña pantalla, pero no de su país.
Tras casi un lustro lejos de la TV, Ana María volvió a los foros de televisión para encarnar a la protagonista de un episodio de la versión argentina de la exitosa serie Mujeres asesinas.
A partir de entonces, continuó imparable encadenando toda clase de papeles en una producción tras otra, principalmente, para la televisión de Argentina.
Amas de casa desesperadas (2007), Los Únicos (2011), Somos familia (2014) y El regreso de Lucas (2016-2017) son algunas de las producciones en las que ha brillado con roles principales, según Imdb.
El regreso de la eterna Betty, la fea a las telenovelas colombianas
En 2017, tras años de ausencia de la televisión colombiana, la famosa volvió por la puerta grande a la pantalla chica de su tierra para encabezar una historia muy diferente a Betty, la fea.
Se trató de la serie No olvidarás mi nombre (2017), una desgarradora producción de Rodrigo Triana y Fernando Gaitán basada en hechos reales en donde encarnó a Mónica Zapata.
También ese año, la intérprete volvió a los zapatos de Beatriz Pinzón para protagonizar la versión teatral del melodrama, escrita por Gaitán, en donde se reunió con el elenco original.
Tras volver a cautivar con su impecable actuación en Betty en teatro, Ana María ha seguido actuando en otros proyectos, como la novela juvenil argentina Simona (2018).
Su más reciente actuación en la televisión fue en la serie española Perdida en el año 2020, en donde compartió créditos protagónicos con actores como Daniel Grao o Carolina Lapausa.
Mientras, en el cine, la eterna Betty, la fea tuvo sus últimas intervenciones en la película brasileña Vidas partidas (2016) y la cinta argentina Soy tu karma (2017).
El presente de Ana María Orozco
En la actualidad, Ana María Orozco tiene 49 años de edad recién cumplidos, se ve más guapa que nunca y sigue pisando fuerte en el mundo de la interpretación latinoamericano.
De hecho, la artista estuvo grabando la serie Veneno que se estrenaría este año. Igualmente, se encuentra trabajando en otro proyecto que ha generado grandes expectativas.
Se trata de Ella dice, él dice, una serie dramática que la reunirá en el set de grabación por primera vez desde el final de Betty, la fea con Jorge Enrique Abello, su coprotagonista en la novela de 1999.
En cuanto a su vida personal, la artista con más de 890 mil seguidores en Instagram ha tenido varios amores durante las últimas décadas, pero al presente se encuentra aparentemente soltera.
Además, se sabe que la hermana de Verónica Orozco está dedicada a su papel como mamá de dos hijas que la llenan de orgullo: Lucrecia y Mía Quaglia, de 18 y 12 años, respectivamente.
Sus herederas son fruto de su matrimonio con su exesposo Martín Quaglia, un músico argentino con el que se casó en 2005 y por el que se mudó a este país en donde sigue viviendo con sus hijas.