Francisca García-Huidobro participó en el último episodio de “De tú a tú”, en donde confidenció un grave problema de salud que la mantuvo durante un mes internada durante el 2019.
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Todo comenzó un lunes de ese año, cuando la exanimadora se encontraba trabajando en “Sigamos de largo”, en Canal 13, en donde durante esa mañana se despertó sintiéndose resfriada.
“Yo pensé que tenía rotavirus porque había estado el fin de semana en un partido de fútbol de mis dos hermanos y había mucho niño. Me desperté el lunes resfriada y con un poco de fiebre, y fui a trabajar. El martes desperté sintiéndome peor, ya no tenía 37,5° sino 38°, el miércoles fui a trabajar con 38,5° y me acosté con 39° de fiebre”, contó en el programa de Martín Cárcamo.
El jueves definitivamente no grabó el programa, puesto que estaba notoriamente enferma y su padre la mandó a realizarse exámenes a la clínica, y estos determinaron que se trataba de una falla multisistémica donde colapsaron todos sus órganos a la vez, menos el páncreas. Finalmente, los síntomas derivaron en una grave anemia.
“Lo último que recuerdo es que entro y me dicen que no me puedo ir a ninguna parte y que me tengo que quedar en la clínica. Desperté en la UTI una semana después y había dos personas mirándome, un hombre y una mujer. ‘Hola, soy un psiquiatra’ ‘Hola, soy una psiquiatra’, dicen. Y yo dije ‘Ok. ¿Estoy aquí porque estoy loca?’”, recordó.
La Fran señaló que estuvo un mes hospitalizada, en donde se encontraba muy medicada y con breves episodios de conciencia, donde siempre tenía en mente a su hijo Joaquín, y realmente pensaba que se iba a morir.
“Yo tengo recuerdos de que me ofrecieron la comunión y la rechacé. Una muere con las botas puestas. Si te ofrecen la comunión, que es como se le dice ahora a la extremaunción, es que te estás muriendo (...) Hablé con Julio en mis momentos de conciencia, le dije las cosas que yo quería para Joaquín. Que lo cuidara, que lo apoyara, que estuviera siempre con él, que le hablara de mí, que tuviera fotos conmigo. Si ya me habían ofrecido la extremaunción, ¿en qué escenario me iba a poner?”, dijo con sinceridad.
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Los malos hábitos la llevaron al límite
Este grave estado de salud fue debido a los malos hábitos de la Fran. “Soy una persona que se alimenta muy mal, no hago deportes, tomaba mucho trago en esa época, tomaba más que lo que comía”, aseguró.
“El trago es algo social, entretenido; comer para mí es como ducharme. Soy mala para comer, para mí la comida es un trámite. Ese es un gran tema en mi vida, que no tengo diagnóstico. No tengo anorexia, porque no me veo gorda, ni soy bulímica, porque no vomito la comida. Simplemente encuentro que comer es un trámite, como dormir”, intentó explicar su problema con la comida y realizó un mea culpa.
Sin embargo, confesó que una de las razones por las cuáles se recupero fue su hijo Joaquín. “No lo dejaron entrar a verme, por razones obvias, tenía 13 o 14 años y su mamá estaba en las peores condiciones del mundo. Y hubo un día que Joaquín entró y me dio la mano. Y tengo el recuerdo de decirle ‘No me sueltes, no me sueltes’. Y mis órganos empezaron a funcionar”, señaló.
“Quiero estar cerca de toda la gente que quiero”
Sin embargo, Francisca García-Huidobro confesó que de igual manera sacó algo bueno de esta situación: se reconcilió con su madre.
“Yo creo que ella nunca se peleó conmigo, yo me peleé con ella. Y cuando yo estaba en la clínica enferma no recuerdo haber abierto un ojo sin ver a mi mamá allá sentada. Y en algún momento me puse en ese lugar, como si fuera Joaquín el enfermo: ¿qué siente una mamá cuando ve a su hija muriéndose? (...) Se me olvidó todo lo otro, tengo la mejor mamá del mundo. Pocas veces le di a mi mamá el lugar que ella se merece. Mi mamá es la media mamá. Desde el 3 de enero de 2020 no hay un día en que no llame a mi mamá, y hoy somos cómplices”, cuenta la actriz.
Asimismo, estar cerca de la muerte la ayudó a valorar a sus seres queridos, y a querer compartir más con ellos.
“Estoy muy despierta de lo que le pasa a los demás. Quiero estar cerca de toda la gente que quiero, no quiero que nadie me diga mañana que me morí y hace seis meses no hablaban conmigo”, aclaró.
Otra persona fundamental en su recuperación fue su expareja y padre de su hijo, Julio César Rodríguez, a quien le dedicó unas tiernas palabras. “Julio es parte de mi familia. Cuando te digo que abrí los ojos y él estaba ahí, no es porque yo lo decidí: mi familia decidió que Julio formara parte de ese circuito muy íntimo y muy privado”.
“Es una persona muy importante en mi vida y en la vida de Joaquín”, sentenció.