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William Levy rompe el silencio sobre las precariedades que vivió en Cuba: “No teníamos nada”

Salió a los 15 años de la isla, pero no olvida que su infancia junto a su familia “fue muy linda”

William Levy se mudó de Miami a España para filmar la serie de Montecristo
William Levy rompe el silencio sobre las precariedades que vivió en Cuba: “No teníamos nada” Instagram @willevy

William Levy no es solo el actor más guapo, sino uno de lo más codiciados en la industria del espectáculo en Latinoamérica y ahora en España.

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Pero su infancia y adolescencia no fue color de rosa, pues en su natal Cuba pasó muchas necesidades bajo la dirección de un gobierno “revolucionario” que asegura “nos daba de comer lo que quería”.

En entrevista a la revista GQ destacó que su infancia, pese a las carencias “fue muy linda”, pero que cuando vio la oportunidad de salir de la isla y luchar por una mejor calidad de vida, no lo pensó y salió.

Un pan al día comía Levy

Cuenta que las raciones de comida que recibía su familia “eran un pan por persona al día, y un cuarto de pollo por persona al mes”.

“Ellos creen que todo el mundo es igual, pero yo no. Yo creo que todos somos diferentes. Si tú quieres comer ensalada y yo pollo, deberíamos tener ese derecho”, afirmó.

Se fue de Cuba a los 15 años de edad y ha luchado por lograr alcanzar el éxito que hoy ostenta. “Soy una persona que no se queda en la zona de confort”.

“Estoy cambiando todo el tiempo, y si no lo hago, siento que me estanco, y no me gusta. Después de unos años trabajando en las novelas latinas, llegó un punto donde necesitaba un descanso. Como para todo en la vida, a veces uno tiene que alejarse, tomar aire y probar diferentes horizontes”, aseguró el histrión.

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Valora todo lo que vivió

El actor cubano, quien se mudó de Miami a España para filmar la serie de Montecristo, valora cada paso y cada tropezón que dio en la vida para llegar al éxito.

“Siempre le he dado gracias a Dios por haber crecido así (...) Porque eso me da la oportunidad de disfrutar todo al máximo. De poder comer y disfrutar la comida al máximo, de vestirme y disfrutar la ropa al máximo. De poder elegir. De tener la libertad de hacer lo que me dé la gana, de expresarme, de ser quien soy”, dijo.

Destacó que a veces, le asaltan los recuerdos de esos momentos difíciles y las emociones se ponen a flor de piel.

“Me tomo una copa de vino y me siento a recopilar todo mi pasado, de dónde vengo, dónde estoy. Si creo que lo estoy pasando mal, recuerdo lo mal que lo pasé en Cuba. Siempre vuelvo a esas emociones”.

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