El nacimiento de un hijo es sin duda alguna una de las mejores experiencias de vida (posiblemente la mejor) que pueda tener cualquier ser humano, sin embargo, en las mujeres el proceso de gestación y nacimiento puede ser un tanto traumático y deja también cambios significativos en el estado físico.
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Cada proceso es distinto y cada madre asume la maternidad a su manera, pero hay algo que debe ser unánime: a las pocas semanas del nacimiento, se debe comenzar de a poco y de manera esporádica a realizar ejercicios físicos, ya que es la gran ayuda para recuperar y elevar energías corporales y mentales.
“El ejercicio físico adaptado a las necesidades de cada mujer embarazada se convierte en una herramienta que puede aportar numerosos beneficios a la salud, además de ayudar a prevenir ciertas complicaciones asociadas, no se trata solo de una cuestión estética sino de bienestar integral”, indica en la revista Maternidad saludable, Verónica Paschiero, profesora de Educación Física, bailarina y coreógrafa.
Los mejores ejercicios posparto
· Inclinación pélvica: Varias veces al día ayuda a fortalecer los músculos abdominales. Para lograrlo hay que acostarse boca arriba en el suelo con las rodillas flexionadas, apoyar completamente la espalda contra el suelo, contraer los músculos abdominales y doblar la pelvis un poco hacia arriba. Mantener esa posición por un máximo de 10 segundos y repetir el ejercicio cinco veces.
· Ejercicio de Kegel: Usar este ejercicio para tonificar los músculos del suelo pélvico, que sostienen el útero, la vejiga, el intestino delgado y el recto. Cuando se practican regularmente, los ejercicios de Kegel pueden ayudar a reducir la incontinencia urinaria y anal. Mantener los músculos contraídos por hasta 10 segundos y soltarlos; relajar por 10 segundos entre cada contracción. Tener como objetivo hacer al menos tres series de 10 repeticiones por día.
· Postura del bebé feliz: Esta postura de yoga puede ayudar a relajar y estirar suavemente para aliviar el dolor de los músculos pélvicos. Acostarse boca arriba y llevar las rodillas hacia el pecho. Abrir las rodillas un poco más que el ancho de las caderas manteniendo los brazos en el lado interior de las rodillas, usar las manos para sujetar la parte exterior de los pies o tobillos. Doblar las rodillas de manera que las plantas de los pies queden hacia arriba y tirar suavemente de los pies hacia abajo para bajar las rodillas hacia la superficie. Concentrarse en relajar los músculos pélvicos mientras se intenta mantener esta postura durante unos 90 segundos.