Las alarmas del Internet se vuelven a encender por un fenómeno que se realiza a través de la Inteligencia Artificial. Hay un grupo de usuarios del sistema de Stable Difussion que usan la aplicación para generar contenido pornográfico de personas reales. Es decir, una nueva escalada del deepfake.
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No es primera vez que hay reclamos referentes al deepfakes. Actrices de Hollywood como Scarlett Johansson hicieron un fuerte reclamo por este fenómeno que ponía su rostro en el cuerpo de una actriz del cine para adultos, y hacía parecer como si la intérprete de Black Widow estuviese en una escena de sexo explícito.
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El material fue borrado casi en su totalidad, pero la magnitud de páginas en Internet siguen integrando este material que es completamente ilegal.
A pesar de las denuncias de Scarlett Johansson y un nutrido grupo de actrices que sufren la misma situación, el movimiento sigue creciendo y ahora usa la herramienta de Stable Difussion para trabajar el deepfake con Inteligencia Artificial.
Eso hace que la cantidad de mujeres afectadas crezca, hasta el punto de que la streamer británica Sweet Anita está siendo víctima de este tipo de delitos de identidad. Además de estar manchando el rostro de personas que claramente no están trabajando para la industria del cine para adultos, hay mucha gente monetizando esto.
Lo hacen de dos maneras. En una se ofrece abiertamente con un montaje en una plataforma que, según reseña GenBeta, es muy similar a Only Fans. Mientras que la otra forma de ganar dinero es que hay usuarios que ofrecen pasar el video por medio de canales de Discord previo pago.
De acuerdo con el mismo portal, los “clientes” tienen la posibilidad de hacer la solicitud del rostro que quieren en un video porno y los creadores de contenido te pasan el material después de hacer el montaje.
Datos publicados en la reseña citada indican que las búsquedas “deepfake porn” se incrementaron en un 1.000 % el mes pasado. Son situaciones que hacen que se aceleren las restricciones a la Inteligencia Artificial. A través de estos video se hace daño a una persona que no hace cine para adultos, ya que cada vez se hace más complejo diferenciar la realidad de lo virtual.