Un encuentro de pesos pesados. Así fue el feroz round que tuvieron Sebastián Ramírez y Rubén al interior de la casa Gran Hermano. Discusión que terminó a la gritos, con acusaciones cruzadas y generando alta tensión en el reality de CHV.
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Todo partió cuando el excarabinero llegó a la pieza de los Lulos para conversar con sus compañeros, momento en que el veterano de los mil realitys aprovechó de cantarle unas cuantas verdades.
“No te creo nada y no tienes ni un brillo. A mí no me mientes”, le dijo Seba, cuando Rubén le preguntó su opinión.
Acto seguido lo criticó por autodefinirse, argumentando que eso lo debe decir la gente y no uno mismo.
“Me carga la gente que dice yo soy así, yo soy acá. Uno no tiene que autodefinirse”, le gritaba alterado, mientras Rubén permanecía sentado en la cama junto a Jorge, quien le agarraba la mano y le daba apoyo fraternal para que se mantuviera calmado.
Constanza, la pareja de Sebastián, también defendió a Rubén y le pidió al ex “Resistiré” que terminara con las recriminaciones.
“A él le importan los pensamientos de la gente. A ti no te importa lo que siente la gente. Tu manera de ser no es un ejemplo para nadie”, dijo Coni, sorprendiendo con su defensa.
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Pero, la gota que rebalsó el vaso y sacó los choros del canasto a Sebastián, fue cuando Rubén le tiró una bomba en su cara.
Sebastián y Rubén a los gritos en Gran Hermano
“Se te están subiendo los humos”, le dijo provocando que aumentara la molestia de su contrincante.
“¡Qué humos! Mira lo que me estai diciendo. No te compro”, respondió Sebastián mientras era sacado de la pieza por Pincoya.
Finalmente, Rubén le dijo con sarcasmo que lo quería, a lo que Sebastián lo recriminó aún más por ser falso, puesto que no podía querer a alguien que le dijera las cosas en la cara y de mala manera.
“¿Cómo vas a querer a alguien que te dice las cosas de frente? No podís ser más perkin, ya chao perkin”, le respondió Seba.
Tras ello, se encontraron en el pasillo afuera de las habitaciones y Rubén intentó abrazarlo para calmar los ánimos y hacer las paces, pero Sebastián le gritó que no lo tocara.