Álvaro Morales recordó anoche, en el estelar “Podemos hablar”, de Chilevisión, un insólito problema que tuvo en su juventud, cuando fue expulsado junto a su pareja de la época de un motel en el sector del barrio Bellavista por no tener un carnet de identidad.
PUBLICIDAD
El actor, invitado al programa de CHV junto a la cantante Carolina Soto, y el matrimonio de Rafael Araneda con Marcela Vacarezza, sorprendió a sus compañeros al revelarles que en su juventud, cuando estudiaba en la escuela teatro, tuvo un inesperado percance con su pareja de aquella época al tratar de intimar en el motel.
El impasse de Álvaro Morales
“Lo mío es mucho menos glamoroso que lo de ella (Carolina Soto), que terminó con un final feliz. Lo mío fue más bien frustrante, porque si bien tuvo un final feliz, no fue en el motel. Es que tiene varias etapas esta historia”, inició su relato Morales.
“Bueno, lo que pasa es que yo, éramos jóvenes, y alocados. Teníamos con mi pareja de ese minuto, ella tenía como 18. Oye, mejor no digo. Ella tenía 25, jajajá, y yo 30 años, jajajá. No, éramos jóvenes, y yo debo haber tenido 22. Ella era menor, jajajá. Lo que pasa es que estábamos en la escuela de teatro, ella en ese momento estaba estudiando teatro. Entonces, bueno, como estudiantes de teatro necesitábamos alguien cerca que nos apoyara, en nuestro ímpetu sexual”, recordó.
“Entonces había un motel ahí, que era el conocido (...) que se llama. ¿Puedo decir cómo se llama? Porque además no está ya. Se llamaba Benidorm, que estaba en Bellavista. Porque la escuela estaba en Bellavista. Bueno, el motel Benidorm, entonces era muy conocido porque de repente, después del almuerzo, veía a mis compañeros salir juntos, jajajá. Todo esto a pata (sic). Ahí no había auto, todo esto a pata (sic)”, prosiguió.
“Entonces, en la noche, ella había contado un cuento en su casa, yo había contado un cuento en la mía; de que nos íbamos a quedar (...) yo en la casa de sus papás, y ella en mi casa. Y nada, nos íbamos a un motel. Y llegamos al motel, y ya todo bien. Sabís ‘queremos un pisco sour y maní’. Con eso ya me estaba gastando la mesada, jajajá. Dándolo todo. Caballo ganador”, indicó.
PUBLICIDAD
“Y de repente me tocan la puerta. ‘Toc, toc, toc’. Entonces, yo dije weón, esta cuestión es privado, si algo tiene que tener un motel es privacidad. Yo dije ‘no, no puede ser’, y abrí la puerta. Y había una viejita, chiquitita, así con lentes, y me dice: ‘¿Qué edad tiene ella?’. Y yo le digo: ¿Y por qué?’. ‘Es que tiene que mostrarme el carnet’. No, yo creo que nos vieron con alguna cámara, con alguna cuestión. Entonces, yo le decía ‘¿por qué? Nosotros estamos acá, cómodos’. Y ella ‘no, es que tiene que mostrarme el carnet, tiene que mostrarme el carnet’. La vieja se empezó a poner más heavy, se empezó a poner más grande. Y me dice ‘no, yo necesito el carnet porque sino no puedo dejarlos tener acá’. Yo dije ‘chuta’. Y ahí le hago como un gesto y ella dice ‘no, es que no tengo carnet. No traigo carnet, se me quedó’. ‘No, entonces no puede’; ‘No, pero cómo es la cuestión’. Y al final tuvimos que irnos del lugar”, recordó el actor.
“Yo, semi desnudo. Era webeo, yo no soy casi de motel. Nos tuvimos que ir, pero aquí viene la parte más terrible. Nos tuvimos que ir, esto era como en julio. ¡Un frío, viejo! Y nosotros, tomando micro, diciendo ‘¿pa’ dónde vamos?’. Yo dije ‘no importa, yo aquí me la juego’. Le dije ‘vamos a mi casa’. La estrategia ahí, porque estaban mi papá y mi mamá, era entrar despacito, porque eran como las dos de la madrugada, nos vamos a meter en la pieza, y en la mañana, antes de las seis de la mañana, nos vamos”, contó.
“Y yo, al momento de entrar al departamento, entra un gato, y yo no la podía entrar a ella porque si se llegaban a despertar (sus papás), me iban a decir ‘¿qué hace ella aquí?’. Y yo tratando de agarrar el gato debajo de la mesa y de repente agarro al gato como de las patas y el gato agarrado, como de la mesa. Oye, el mantel, el gato agarrado. Al final, no sé cómo, logré agarrar al gato y lo saqué. Y nos metimos a la pieza. Estábamos bien cansados, pero pasó igual”, acabó su historia Morales, quien de todos modos, no se salvó junto a su pareja de congelarse al dejar su casa a las seis de la madrugada.
“Igual en la mañana, como a las seis tuvimos que salir, todos cagados de frío, para que no nos descubrieran”, finalizó.