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Jorge Drexler: “No veo ninguna razón para tener culpa de escuchar reguetón ni corridos tumbados”

Drexler pone fin a una etapa tras Tinta y Tiempo. El álbum, galardonado con numerosos premios que ha sido presentado en más de 100 conciertos en 20 países.

Suministrada.
Conciertos. El músico y compositor culmina la gira Tinta y Tiempo. / Foto: Silvia Poch

Jorge Drexler es una figura de mucho respeto en la industria musical. El músico y compositor, con más de 30 años de trayectoria artística, suele ser un referente para las nuevas generaciones, pero también un defensor del género de la canción.

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El cantante sostuvo una conversación con Metro, en la que tocó temas como el nuevo sencillo “Derrumbe” y las tendencias musicales con artistas como Young Miko, Carín León, Peso Pluma y Bad Bunny, entre otros.

A dos años del lanzamiento de su último álbum “Tinta y Tiempo”, Drexler compartió el último eslabón de este periodo compositivo con la canción “Derrumbe”, un tema rescatado, que formó parte de la banda sonora de “Todo va a estar bien”, serie mexicana producida por Netflix y dirigida por Diego Luna, estrenada en 2021. Ahora, coincidiendo con el cierre de la extensa gira de Jorge Drexler, que paradójicamente terminará en México.

8 preguntas para Drexler:

¿Derrumbe se vuelve un himno al desamor?

—Es una canción difícil de asimilar y difícil de difundir, porque no es una canción que tenga ni el formato habitual de las canciones, que es que salen y que se exponen mediáticamente. Tampoco, el enfoque temático habitual, porque es una canción muy descarnada y cruda. Me gusta pensar que el género canción es un género artístico y que ese, como género artístico, puede integrar toda la paleta de emociones del ser humano. La canción es la más oscura con el concepto de que las cosas habitualmente no son ni luminosas del todo, ni oscuras del todo.

¿Tengo curiosidad de saber cómo es el proceso de composición de Jorge Drexler?

—Yo también tengo un montón de curiosidad al respecto del proceso (risa). Hay más preguntas que respuestas. Lo único que te puedo decir es que no se trata tanto inspirarse como de distraer a la conciencia para que puedan aflorar cosas que están más profundas. A veces, las canciones anticipan cosas que van a pasar después; a veces relatan a posteriori cosas que ya sucedieron. Como decía Leonard Cohen: Si supiera de dónde vienen las buenas canciones, iría ahí más seguido.

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¿Qué te provoca el llamado éxito mediático?

—Tengo una visión muy parcial y muy subjetiva. Yo soy una persona que no se entera mucho de cómo está la música del mundo, no sabría decirte. El mundo se ha vuelto tan inabarcable, tan monumentalmente gigantesco y complejo. En todas las épocas ha habido música que me ha gustado y música que no me ha gustado, eso no tiene mucho que ver con muchas veces con la música que más se escucha o que menos se escucha. Siempre he intentado tener un juicio independiente del éxito mediático, que pueda tener algo para bien y para mal, porque tampoco me gusta escuchar algo simplemente porque no lo conoce nadie. Si me guiara por el éxito mediático a la inversa y solo escuchara cosas que circulan por los circuitos underground, me hubiera perdido, yo que sé, a los Beatles o a Leonard Cohen. Al final, entiendo que ganar premios no te hace una estrella.

¿Qué es lo más disfrutable en una gira?

—La alegría de visitar nuevos lugares siempre está delante del todo. La primera visita a un sitio, siempre suele guardarlo uno en la memoria, en un lugar muy especial, porque es como una primera cita. Además, esta es una gira de despedida de un proyecto, porque llevamos más de dos años con un total de más de 100 conciertos con el mismo grupo humano, con una banda absolutamente maravillosa de la que estoy muy orgulloso. Somos cuatro hombres y cuatro mujeres en escena con orígenes y edades muy diversas. Esta gira va a ser nuestra despedida y va a ser muy emotivo para todas. Hablamos en plural femenino, porque son más mujeres en el chat que hombres.

¿Qué pasa detrás de un escenario que la gente no suele enterarse?

—El escenario es uno de los lugares más fascinantes que conozco. Es muy loco que de repente uno tenga pudor para hablar ante dos o tres personas y esté comodísimo ante 12 mil personas, es un momento de urgencia extrema, donde el resto de la realidad queda postergado. He entrado a conciertos con dolor de cabeza, con una contractura en el cuello o con una tristeza muy profunda y tuve la suerte de poder canalizar esa tristeza o ese dolor para salir curado de un escenario; realmente raya en lo milagroso. Tantas veces entré al escenario no queriendo estar ahí, como queriendo irme a mi casa, resolver un problema o esconderme en algún lugar porque no era el momento de exponerme públicamente. Tantas veces entré en una situación muy delicada y salí dando gracias al trabajo que tengo porque ese riel de presente inexorable que es el escenario, el regalo más importante que me ha dado la música.

Está claro que tienes apego por las tendencias musicales, ¿se vuelven gustos culposos?

—Sí que escucho corridos tumbados un montón. Además, mi hijo Pablo ha colaborado con artistas del corrido tumbado, igual que Pucho (C) Tangana, mi amigo, con Carín León, a quien he visto trabajar con Pucho y lo he visto trabajar con mi hijo Pablo, por lo que me parece increíble. Sí que escucho corridos tumbados, escucho también a Peso Pluma y escucho reguetón abundantemente. Lo único que no hago, no hago nada de eso con culpa.

Escucharte hablar del reguetón en el contexto cultural le imprime una mirada distinta.

—El reguetón tiene la virtud del vínculo corporal, tiene una sensualidad inherente al patrón rítmico, que es un patrón que existe desde hace varios cientos de años desde que está registrado, que no es patrimonio solamente del reguetón y que me parece una maravilla cultural. Hay artistas que me gustan más, me encanta Young Miko, me encanta Bad Bunny sobre todo. Me gustan mucho los puertorriqueños, me gusta P.J. Sin Suela, me gusta Villano Antillano, nada de eso lo escucho con culpa; es decir, la culpa es un sentimiento espantoso que intento evitar en todo y más en la escucha de música.

¿Entonces a Jorge Drexler le gustas los corridos tumbados?

—Los corridos tumbados me parecen un prodigio de economía orquestal, o sea, son hechos con tres, cuatro elementos, muchas veces sin percusión. Que un género sin percusión se haya abierto camino en un mundo donde la base rítmica es tan importante, me parece increíble y absolutamente loable; es decir, me produce una admiración enorme como un género básicamente a veces de guitarras o con instrumentos de viento y guitarras, sin una base programada, anda abriéndose camino por el mundo. Me da mucho orgullo pensar que viene desde mi área cultural.

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