La superestrella de los Backstreet Boys, Nick Carter, ha estado bajo el escrutinio público durante años debido a acusaciones de agresión sexual. Estas acusaciones han sido el foco central de “Fallen Idols: Nick y Aaron Carter”, una serie documental de cuatro partes en la que tres mujeres comparten sus experiencias traumáticas con el cantante.
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Inspirada en el movimiento #MeToo, la serie examina la fama, el poder y los privilegios que a menudo protegen a los perpetradores. En el episodio final de la serie, que se transmitió el martes 28 de mayo, se destaca el caso de Shannon “Shay” Ruth, una mujer discapacitada que afirma que Nick Carter abusó de ella cuando era solo una niña.
Nick Carter habría abusado sexualmente de una joven de 17 años
Shay, de 17 años en ese momento, sufría de parálisis cerebral y autismo. Su encuentro con Nick ocurrió en 2001, después de un concierto de los Backstreet Boys en el Tacoma Dome, en el estado de Washington. Después del espectáculo, mientras esperaba junto a otros fanáticos para conseguir autógrafos, Nick invitó a Shay a ver el autobús de la gira.
Una vez dentro, Shay sostiene que le ofrecieron alcohol mezclado con otras sustancias que nunca había probado antes. Luego, según su testimonio, fue coaccionada para participar en actos sexuales en contra de su voluntad. Nick la amenazó y la insultó llamándola “perra retrasada”.
En diciembre de 2022, Shay presentó una demanda contra Nick Carter, representada por su abogado Mark Boskovich. Durante una conferencia de prensa, Boskovich destacó una alarmante estadística: “Según Disabilityjustice.org, el 83% de las mujeres con discapacidad serán víctimas de agresión sexual en algún momento de sus vidas, y solo el 3% de esas agresiones se denunciarán”.
Una batalla en búsqueda de justicia
Shay, en una entrevista reciente, expresó su preocupación por otras personas con discapacidad, especialmente aquellas que no pueden comunicarse verbalmente. Siente la responsabilidad de alzar su voz y luchar por la rendición de cuentas de Nick Carter. Este caso arroja luz sobre la importancia de creer y apoyar a las víctimas de abuso sexual, independientemente de su condición o habilidades.
La valentía de Shay y su búsqueda de justicia son un recordatorio de que nadie está por encima de la ley, incluso las celebridades. La mujer espera que este caso inspire un cambio significativo en la forma en que se aborda el abuso sexual en nuestra sociedad.
